¿Qué ha hecho posible que dos mujeres barcelonesas universalicen la palabra flamenco en dos etapas históricas distintas y se conviertan en estrellas internacionales? “De Carmen Amaya a Rosalía”. Carolina Le Port @carolinaleport Escritora. Portada Rosalía Motomami
Es un trabajo de investigación histórico musical que pretende dar respuesta a esta pregunta, poner una pieza más en el puzzle del conocimiento del flamenco. Más de cien entrevistas, cerca de quinientos artistas y personajes del flamenco referenciados y un trabajo de campo basado en la asistencia a más de trescientos cincuenta conciertos, espectáculos y piezas de flamenco para intentar darle forma a este relato.
Barcelona es en sí misma una ciudad flamenca. Sí la miras desde el mar mediterráneo se convierte en un cuadro simbólico: los barrios llenos de andaluces, extremeños y murcianos, los asentamientos gitanos, los sonidos sefardíes, africanos y latinoamericanos. Los sonidos musicales, las formas de vida de diversas culturas que al integrarse generan una nueva cultura: el flamenco. El flamenco es una manifestación de esperanza para el pueblo gitano, pero también para darle salida al sufrimiento de la diáspora del sur de España, para la visibilidad de las minorías étnicas de nuestro territorio o simplemente para la celebración de la vida en comunidad.
Desde la muerte de Carmen Amaya en 1963 hasta la publicación de “Motomami” de Rosalía en este 2022, la ciudad ha ido conviviendo con la conservación, expansión, divulgación y la aparición de nuevas acepciones lingüísticas del flamenco. Todo ello le da a Barcelona una banda sonora propia en la que se recogen las distintas formas en las que puede ser vivido o experimentado el flamenco.
Sin perder de vista quizá lo más importante del mundo artístico, esa apuesta personal por la creación de nuevas realidades y negarse a ser limitadas por los códigos sociales preestablecidos. Estas dos mujeres se incorporan al inconsciente colectivo como dos referentes de libertad y de creación. El legado que va de la una a la otra tiene que ver con convertir ese virtuosismo innato en ambas en un referente para los demás. Carmen Amaya nació en unas circunstancias personales y sociales en las que resultaría imposible pensar que se puede llegar a ser una artista internacional. Vivir de su talento, transformar los códigos establecidos y embellecerlos aún más. Rosalía amplia los horizontes de la música y una de sus herramientas es el lenguaje musical flamenco. No la única, pero sí un punto de partida desde el que proponer otras formas distintas a las hegemónicas. Parte de una experimentación vocal en “Los Ángeles” (Universal, 2017), exalta lo simbólico del flamenco en “El Mal Querer” (SONY, 2018) y deja entrever en “Motomami” la impronta del flamenco en su rol como creadora.
Entre la una y la otra pasan muchas cosas en la ciudad de Barcelona. He querido relatar algunas de ellas para que el lector pudiera disfrutar de esos guiños que el flamenco ha querido tener con Barcelona y conocer o recordar algunos de las voces, creaciones de vanguardia, la vida propia de los tablaos emblemáticos (El Cordobés, El Carmen o Tarantos) programaciones o producciones como el trabajo de Carles Benavent y Joan Albert Amargós con Paco de Lucía, el encuentro de Max Roach y Morente auspiciado por el Taller de Músics o que la única vez que Camarón canto en directo “La leyenda del Tiempo” fuese en “la Monumental”.
“Ahí está, esa hechicera gitana
con su poder, te llenará de ilusión.
También cambiará tu vida
pues sus hechizos son buena suerte.
Salud, amor y fortuna
Si se lo pides con devoción”
Cierro con esta estrofa de la rumba que escribió y estrenó Peret en la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona del 92.
*Libro: “De Carmen Amaya a Rosalía”. Autora: Carolina Le Port. A la venta en Amazon y cualquier librería por encargo.