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Nuevo proyecto del compositor y guitarrista Paco Escobar: “Támiris”

Nuevo proyecto del compositor y guitarrista Paco Escobar: “Támiris”

Paco Escobar se adentra en el universo sonoro de la guitarra con un complejo proyecto denominado “Támiris”, tomando como inspiración el personaje mitológico griego, quien tomando la cítara como instrumento sonoro cantaba epopeyas, creyéndose más inspirado que las musas, osadía por la que fue castigado, quedándose ciego y siendo privado de su voz. Fue considerado por Plinio el Viejo como el creador del modo dórico (llamado frigio desde la Edad Media) base de gran parte de la música tradicional española y de la sonoridad del flamenco. Por Guillermo Castro, catedrático de Flamencología, Conservatorio Córdoba.

En este “relato en clave simbólico-alegórica destinada a contar la música en dos partes”, tal y como lo describe el propio autor, encontramos referencias musicales de toda índole y procedencia, y también alusiones o dedicatorias a músicos barrocos como Johann Sebastián Bach, rupturistas como fueron en su tiempo Stravinsky, Bartok o Debussy, o nacionalistas como Falla, Albéniz, Turina, Granados, Moreno Torroba o Joaquín Rodrigo. Igualmente descubriremos sonidos del fado portugués, del corrido mejicano, del tango argentino y cantos espirituales hebreos que se unen a destellos armónicos y melódicos tomados del blues, del jazz y del coqueteo de este último con el flamenco de la mano de Miles Davis, John Coltrane, Chick Corea o Pedro Iturralde. También se ven recreadas en esta obra las músicas antecedentes del flamenco que desde el renacimiento muestran claves rítmicas y armónicas comunes, como son los Canarios, Zarabandas, Folías, Chaconas y Jácaras, que se mezclan con sones flamencos y citas a monumentos sonoros como la granaína de Chacón, la taranta de Manuel Torres, los tangos del Piyayo o la soleá de Triana de El Zapatero, por citar unas pocas referencias. Cabe todo en este disco.

La otra línea de esta obra conceptual, dejando de un lado las referencias o influencias musicales, es la parte simbólico-espiritual que el autor incorpora a partir del romanticismo, pasando por el arte modernista, o la abstracción.

Establece Paco Escobar un sistema tonal y rítmico propio, mezclando la tonalidad y la atonalidad con sonoridades modales e inestables que crean una sensación de aparente estabilidad no resuelta, con ritmos irregulares basados en ciclos de 7 pulsos de corcheas que presentan diferente acentuación y múltiples posibilidades de realización.

La obra está estructurada en 7 partes:

  1. Támiris: Memoria Ancestral.
  2. Matriz de Sonido: Árbol Sefirótico.
  • Búsqueda del sonido primigenio o vidas pasadas: Kototama.
  1. QI, Frecuencia dorada y el éter de luz.
  2. Luz blanca: Vibración.
  3. Namasté: Solsticio de verano.
  • Renacer, la vuelta de Lázaro y el sonido del alma.

 

Cada parte, o cuadro, se estructura en diferentes movimientos en los que se integran Cuadernos o ciclos y Temas simbólicos asociados a la parte en cuestión, con citas interdiscursivas a diferentes compositores y artistas de múltiples procedencias estéticas. La proposición del autor es que el escuchante se deje llevar y que se adentre de forma reflexiva a su propio interior, abandonando la postura habitual basada en el fenómeno físico o acústico del sonido modelado por nuestro bagaje cultural, siempre condicionado por él.

Los diferentes movimientos se cantan en voces de artistas flamencos como Carmen Molina, María Marín, Rocío Márquez, Inés Bacán, Márquez ‘El Zapatero’, Ezequiel Benítez, Esperanza Fernández, David Lagos, Tomás de Perrate; y no flamencos como Mayte Salgueiro. Presenta una rica instrumentación con un amplio abanico de diferentes percusiones, instrumentos medievales, viola de gamba, viento metal, saxofón y voz recitada. Se apoya todo el proyecto en las letras escritas por José Luis Rodríguez Ojeda y, en su mayor parte por el propio Escobar, quien hace igualmente de guitarrista, llevando el peso principal en todas las composiciones.

Oración de luz  es el tema que abre el discurso sonoro, donde encontramos guiños a escalas y modos como los usados por Manolo Sanlúcar en su última etapa creativa, algo que podemos observar en general en todo el disco.  Vacío de Color nos lleva por tangos, con su “tan tran treiro” particular. Negro pozo es soleá que nos trae recuerdos del Zapatero, con Inés Bacán a la contra. Por bulerías va Risa Azul, duelo entre Tomás de Perrate y Ezequiel Benítez. Por Huelva, sale Zimrah, con viola de gamba. La trompa en aires atarantados dialoga con la voz de Rocío Márquez en Ternura. Merkaba lleva a Inés Bacán en jaleos buleareros. Talisman Sufí se presenta de nuevo con la viola y guiños barrocos sobre tempo ternario rápido en cadencia andaluza. Susurro de Amante es dueto entre Esperanza Fernández y Mayte Salgueiro, quien tiñe de melancolía y fado la composición. Ondina es un aire por bulerías graves en la guitarra. Por seguiriyas abiertas discurre Oscura voz helada en la voz de Esperanza Fernández. Diapente surge con un cierto aire de habanera y se desgrana en la trompa y la viola de gamba junto a percusiones tamboreras. Montaña-pirámide juega con la voz de David Lagos y el saxo de Juan M. Jiménez en trazos de tarantas y arranque por seguiriyas del “ti ri ti ri ti ri ti ti ay aaaaaaaaaaa”. Espacio de luz cierra el círculo y resume la esencia del disco en el personaje mitológico de Támiris, quien habla en primera persona y cuenta su desesperación y deja muestra de su pervivencia en la memoria colectiva, en la Leyenda, en el Mito.

Un disco sin duda interesante, que no dejará indiferente a quien lo escuche. Ambicioso y creativo, a la vez que complejo en la escucha de oídos poco maduros. Algo extenso quizás. Se echa en falta una mejor producción musical, según nosotros, algo que habría dado mejores resultados sonoros y estructurales en general. Incorpora el disco un completo libreto donde se explica la génesis del proyecto y otros aspectos musicales de las composiciones, así como las letras de los cantes.

Támiris Disco compacto. Paco Escobar. Columna Música. SGAE. 2022

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