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Que cada palo aguante su vela

Conmemorando el décimo aniversario de Zoco Flamenco, que limpia, fija y da esplendor a nuestro género, en agradecimiento a su labor, entramos en definiciones, porque nuestro vocabulario ha de ser preciso y precioso. (Dedicado a José Luis Ortiz Nuevo y José María Velázquez).  Por José Manuel Gamboa, musicólogo y escritor. Portada del diccionario del autor «De la A a la Z».

En el lugar oportuno, el Diccionario de términos del flamenco (Espasa, 2007), definimos tal cual la voz “palo”:

Desde hace unos años se ha venido tomando como el vocablo técnico de la terminología flamenca, para hacer referencia a los diferentes estilos o variantes musicales del género. Es más verdad que en tal sentido se trata de un neologismo –bastante feo, permítasenos el comentario, porque la palabra guarda en su polisemia significados desagradabilísimos-, que de tanto repetirse han acabado por asumir hasta los propios artistas. Se ha dicho en el flamenco de forma genérica, “ese palo no me va” o “por ese palo voy bien” –derivaciones a su vez de la jerga de los jugadores de cartas-, para referirse cada cual a la adecuación o no de determinados géneros a sus condiciones artísticas; por ejemplo, unos intérpretes van mejor por los estilos festeros y otros por los graves; a unos les va mejor la bulería y a otros la malagueña; hay quien se maneja bien en los aires de Huelva y a otros en cambio no les va… También se utiliza la locución “a palo seco”, cuando se habla de cantes realizados sin acompañamiento alguno. En cualquier caso, se prefiere el uso de los vocablos estilo, aire, variante, forma, género, subgénero, etcétera, de cante, toque y baile.

La copla flamenca, testigo de la realidad, está repleta de palos desagradables:

Verde, pero no del prado, / el verde que vio sus ojos / cuando cayó apaleado -denunció Manuel Gerena en el Romance del Chato.

Por Dios, no pegarle más palitos / a la Mariana, / que la pobrecita / es manquita y coja -implora el Niño de las Marianas.

De Palos y palos dando / salieron tres carabelas -reseña por colombiana Paco Moyano.

Si alguna vez yo te pego palitos / es porque me gusta verte llorar -canta algún descerebrado.

También hay palos salvavidas:

Si no se me parte el palo / este toro de Domecq / no me mata a mi caballo -cantó por bulerías El Chozas.

Y están Los Palos, de Salvador Távora, Pata Palo y los chirigoteros Flamenkitos apaleaos

Ahora, donde nunca ha habido palos es en el repertorio de géneros flamenco. El único estilo que podría llevar a confusión es el polo; aunque no lleva palo sí lo incluye el helado homónimo…

No ha mucho tiempo atrás que algún “intelectual” -lo tenemos casi rodeado- tuvo la ocurrencia de bautizar con el feísimo apelativo de palos a nuestros estilos. Los bisoños creyeron que era el término fetén, y hasta se lo ha creído la RAE, asumiéndolo del tirón, sin consideraciones, lo que no ha hecho con infinidad de genuinos términos flamencos. Así lo define: “Cada una de las variedades tradicionales del cante flamenco”. Ahora la pregunta es, qué entiende por tradicional. A su estilo circular, de tal palo tal astilla, aclara: “De la tradición. Que se transmite por tradición”. Nos hemos quedado igual. Buscamos, pues, tradición: “Transmisión de conocimientos, doctrinas, ritos o costumbres hecha de generación en generación”. Pues si esto es así, por la boca muere el pez ¿Quién de la RAE ha investigado en la tradición flamenca? ¿Cabe entender un neologismo como tradicional? Doña María -Moliner- lo tenía claro, y por ende en su insuperable diccionario no tuvo en cuenta esta acepción, entre otras, porque no existía cuando lo elaboró. Y qué dirá la otra RAE, la Republicana Academia…

 

En fin, pongámoslo en verso:

 

Hoy que me he puesto a ripiar,

rima mía de mi arma,

los palos voy a apalear.

Se te nota lo postizo,

vienes hablando de palos;

los palos que mantenemos,

son los palos de sombrajo.

Desde cuándo palo es

lo mismo que decir cantes; [o bailes o toques]

estos tienen sus estilos

como tienen sus variantes.

Aquel que de palos habla

señal es de que es novato,

jamás le escuché ese nombre

a los flamencos de antaño.

Para palo, el del polo;

está mu feo apalear

los aires del arte jondo.

De palo, palo,

la buena bajañí,

y malo, malo,

llamar toques así. [o bailes o cantes]

¡Caramba, con tantos palos!,

qué varapalo dará

cuando la poli flamenca

de esto se tenga que encargar.

 

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