La 18 edición de las Jornadas Flamencas Ciudad de Valladolid, que se celebran entre el 7 y el 11 de junio, y en las que se enmarcan las pruebas selectivas para el Festival Internacional de Cante de las Minas, reunirá en esta ocasión a un ramillete de artistas de gran altura. ZOCO FLAMENCO ha hablado con una de ellas, la cantaora malagueña Antonia Contreras. Por Fernando Pastor. Foto @MartinVellon
- Usted comienza su carrera muy pronto, ¿cómo fueron sus inicios?
Sí, yo canto desde que me conozco. Me recuerdo de chiquitilla cantando porque la afición la tengo desde muy pequeña. En ello influyó que en mi casa había una radio que estaba continuamente encendida y todo lo que escuchaba yo lo reproducía, fuese flamenco o cualquier otro tipo de música.
- ¿Tiene antecedentes familiares en el arte flamenco?
Mi madre me ha contado que tenía unos tíos que eran grandes aficionados y cantaban muy bien. Yo no he llegado a conocerlos porque sobre todo uno de ellos murió muy joven. Me comentan que cantaba muy bien, que tenía una voz preciosa y que creaba sus propias letras, aunque no era profesional. También recuerdo desde siempre que mi padre cantaba muy bien, sobre todo por verdiales; le cantaba a mi madre coplas por verdiales con una voz personal y muy bonita. En mi familia ha habido siempre mucha afición, pero nadie se ha dedicado profesionalmente al cante.
- Pese a empezar muy joven, luego tiene un parón en su carrera
Entre los 16 y los 20 años hice cositas, como festivales benéficos, o presentarme a algún concurso, pero no tenía el conocimiento ni la madurez que se debe tener para dedicarse a esto de una manera profesional. Esto es una carrera en la que hay que estudiar y prepararse mucho, y ese fue el principal motivo del parón, pero también influye que me casé pronto y tuve mis hijos, lo cual es un motivo de fuerza también.
- Ese parón le sirvió para tomar impulso y retomar su carrera con más fuerza.
Cuando mis hijos fueron ya grandecitos decidí ponerme a estudiar, prepararme un poco más, y eso lo hice a través de presentarme a concursos, que en Andalucía los hay en muchas localidades. Por ejemplo en la provincia de Málaga exigen un cante obligatorio por malagueñas y eso propició que yo me aprendiera malagueñas de diferentes estilos para poder presentarme. O en la provincia de Cádiz tengo premios de cantes por peteneras y por serranas, etc. Eso me obligaba a prepararme esos cantes, y de esa forma los certámenes me servían de aprendizaje.
Empecé con mucha ilusión y muchas ganas, sin saber si conseguiría mucho, pero con la expectativa de ver hasta donde podía llegar y a ver si no moría en el intento.
Estuve presentándome a concursos unos 4 años más o menos, hasta que empezaron a llamarme de peñas, de festivales, para colaboraciones con Orquestas Sinfónicas que me han permitido conocer países como Francia, Japón, etc.
- De los premios que cita, ¿a cuál le da más relevancia?
Todos son importantes. El tener premios de cantes de Málaga, que es mi tierra, para mí tiene mucha importancia. Pero desde luego el que más relevancia y repercusión tiene es el de la Lámpara Minera del Festival Internacional del Cante de las Minas en 2016. Ese año tenía mucha ilusión por grabar un disco en solitario, pues hasta ese momento solamente tenía colaboraciones en discos con otros artistas, y me presenté al Festival Internacional del Cante de las Minas. Me costó mucho tomar la decisión y Juan Ramón, mi pareja artística y vital, me animó mucho a ello. Me preparé a conciencia. Fui con mucha ilusión, con ganas de hacer los cantes bien, pero sin pensar que obtendría el máximo galardón, si conseguía alguno de los premios pues bienvenido sea. Y me encontré con el premio máximo. Eso supuso un antes y un después en mi vida artística, un impulso grandísimo, una motivación enorme que yo necesitaba en ese momento.
También significó poder hacer realidad el sueño de grabar un disco ya que usé la dotación del premio para costear la grabación. Hasta entonces no lo había podido conseguir ya que si no tienes detrás una discográfica potente no tienes ayuda ninguna, y para eso tienes que tener un nombre muy relevante ya, en caso contrario has de producírtelo tu mismo y eso tiene un coste, sobre todo si quieres hacer una cosa bien hecha. Por tanto ese premio me permitió sacar adelante mi disco adelante, del que llevaba años preparando, incluso con letras inéditas preparadas, esperando su momento, y ese momento llegó, gracias a la Lámpara Minera el sueño se hizo realidad.
También me permitió entrar en circuitos que hasta entonces no había entrado quizás por no ser lo suficientemente conocida en esos ámbitos.
- Ese primer disco se llamó La Voz Vivida, y recientemente ha sacado otro, llamado Singular femenino.
Sí, ha visto la luz en febrero de este año. Es un disco muy especial, distinto, porque quise que fuera un homenaje a las mujeres poetas de distintas épocas.
Desde siempre me ha gustado la poesía y me di cuenta de que había trabajos maravillosos en el mercado de diferentes artistas pero que usaban siempre poesías de hombres (Machado, Alberti, García Lorca, etc.), y me planteé que tenia que homenajear a las mujeres que han hecho grandes trabajos y muchas de ellas ni siquiera son conocidas. Así que hice una selección y presenté el proyecto, fue aceptado y se llevó a cabo como espectáculo en la Bienal de Arte Flamenco Málaga de 2019.
Es un trabajo que tiene mucha dedicación detrás ya que la adaptación de esos poemas lleva mucho tiempo y mucho esfuerzo: seleccionarlos, ponerlos música (de lo que se he encargado Juan Ramón Caro), etc. Pero también mucha ilusión, por lo que decidimos que no podía quedarse en una mera representación sino que ese trabajo debería quedar ahí para siempre. La pandemia paralizó todo, pero en cuanto hemos podido lo hemos grabado y en febrero de este año vio la luz.
Estamos muy contentos con él, está teniendo muy buena acogida, buena crítica, es un disco muy especial, lo estamos presentando en diversos lugares. En las Jornadas de Valladolid interpretaré algunos temas de este disco.
- Ha citado la pandemia, ¿cómo la ha vivido?
A los artistas nos ha tocado bastante fuerte porque nos paralizó totalmente, sobre todo el primer año, que no trabajamos nada. A los que tuvimos la suerte de haber trabajado bien en 2019, antes de la pandemia, nos cogió con alguna reserva y pudimos salir adelante. Pero hay compañeros que lo han pasado muchísimo peor porque solamente contaban con lo que ganaban a diario, sea en tablaos o donde actuaran, a algunos les ha pillado con hijos pequeños, y lo han pasado mal. En general el mundo del arte y la cultura lo hemos pasado bastante mal. Afortunadamente ya parece que empieza a remontar, y ahí estamos con toda la ilusión y con todas las ganas del mundo.
- ¿En qué artistas se fijó y pueden considerarse sus maestros?
Siempre me ha gustado escuchar a todo el mundo. Artistas más antiguos y más jóvenes. Todos empezamos a cantar cosas de alguien, en mi caso por ejemplo de la Niña de la Puebla, que fue una cantadora de referencia para mí. También la Niña de los Peines, Tomás Pavón, Fosforito, Juanito Valderrama… Les escuchaba en esa radio que decía, y empezaba cantar sus canciones. También a Perlita de Huelva. A muchos más. Escuchaba todo, rumbas, baladas, sevillanas…, escuchando artistas desde los más antiguos a los más actuales, y así sigo, puedo escuchar a José de la Tomasa, a Carmen Linares, a María Terremoto…, de todo aprendo y todo me sirve.
- ¿Su cante expresa su personalidad?
Sí. Uno canta como es. Mi cante tiene mucho de mi forma de ser como persona.
- ¿Con qué palos se siente más a gusto?
Empecé cantando por fandangos porque me gustaban mucho. Luego me fui aficionando y aprendiendo otros cantes como granaínas, malagueñas, los cantes abandolaos, por tangos, etc. Después me fui introduciendo en los cantes más ortodoxos como pueden ser los cantes por soleá, por seguiriyas…
Me gusta todo tipo de cante. Depende del día y del momento, de si me estoy escuchando mejor o peor, de si tengo un sonido más nítido, o de estoy en una sala con sonorización deficiente. De todo eso depende que varíe algo del repertorio. El cante por soleá es algo que siempre llevo en mi repertorio porque me gusta muchísimo, es un cante que siento muchísimo. Por supuesto también los cantes de mi tierra, los cantes por malagueñas, los cantes por fandangos, los cantes de ida y vuelta, los cantes por tangos por supuesto, y por cantiñas… Me gusta todo y según el momento puedo variar a un repertorio más clásico, más ortodoxo.
- ¿Tiene predilección por algún escenario concreto? Peñas, grandes teatros, tablaos…
De tablaos he sido menos. He vivido más el cante en peñas y en teatros. También esto depende del momento. Las colaboraciones que he hecho con orquestas sinfónicas me han permitido estar en teatros de gran capacidad, de miles de personas, y eso es muy emotivo y gratificante. Pero al mundo de las peñas le debo mucho también, hay mucha afición y se viven momentos muy especiales.
- Las giras internacionales le habrán aportado mucho.
Sobre todo me han aportado mucho aprendizaje, nunca pensé que podría aprender tanto.
Por ejemplo tener que prepararme una obra como el Amor Brujo de Manuel de Falla. Cuando me lo propusieron, para mí era impensable, pensé que era una broma, pero había un proyecto previsto para la grabación de un disco y para mi ha sido una obra que me ha supuesto una satisfacción enorme, pasar de pronto de no conocerla apenas a tenerla que trabajar y verme en es escenario como solista, con la responsabilidad tan grande estar ahí en medio de tantos músicos clásicos. Un momento de magia total.
Estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de visitar diferentes países del mundo, por ejemplo Japón, donde hay tantísima afición al flamenco. Recuerdo llegar a los camerinos tres horas antes del concierto y haber una fila de japoneses esperando para que les firmáramos autógrafos o les firmáramos el disco. Qué gran afición hay allí y qué bonito es eso.
- Las mujeres cantaoras antes veían su carrera lastrada por el cuidado a los hijos ¿ahora eso supone menos problemas que antes?
Evidentemente si. Afortunadamente ahora las mujeres somos más libres, eso ha mejorado muchísimo. Ese fue uno de los motivos que tuve para preparar ese trabajo que hablaba antes, darle visibilidad a mujeres que en su momento fueron invisibles, y yo misma en algún momento lo he vivido. Todavía tenemos que seguir trabajando, pero afortunadamente va mejorando y ahora las mujeres somos más libres.
- ¿Cómo ve el presente y futuro del flamenco?
Yo pienso que flamenco vamos a tener por los siglos de los siglos. Hay gente joven que está saliendo con mucha fuerza y haciéndolo muy bien, y eso significa que tenemos un gran presente y que hay también un gran futuro.
Pero yo me quejo de una cosa, sinceramente y sin ánimo de molestar a nadie: me preocupa mucho que repiten hasta la saciedad determinados artistas mientras otros están en la sombra, y no se quien tiene la culpa de eso pero habría que revisarlo un poco. Hay programadores o asesores de programación que tienen a sus artistas preferidos, o a quien les funcionan bien, y los programan hasta la saciedad. Me parece estupendo porque son artistas que se lo merecen y que lo hacen muy bien, pero mientras eso continúe así y siempre sean los mismos habrá otros que también lo hacen muy bien y son invisibles. Hay instituciones que destinan muchas partidas a sacar programaciones adelante y tendrían que ver un poco todo ese tema, pero repito quiero expresarlo sin acritud y con toda la educación y todo el respeto del mundo hacia los compañeros y hacia todo el mundo, pero creo que es importante que eso se tenga en cuenta, porque ocurre que a veces hay un artista que va a un sitio en el que se lleva 30 años haciendo un ciclo y ese artista es la primera vez que va y le dicen ¿pero como es posible que no hayas venido nunca? Y es que no había sido posible, pese a tratarse de artistas con una trayectoria y que ya han demostrado cosas en este mundo.
- ¿Conoce las Jornadas Flamencas de Valladolid?
Siempre he estado al tanto de ellas pero nunca había participado. Este año sí lo voy a hacer y me hace mucha ilusión.