Recordamos esta entrevista con José Luis de Carlos, visionario y genial productor discográfico, descubridor de Las Grecas, Manzanita, Los Chorbos o El Luis, que falleció el pasado 30 de julio mientras dormía en su casa de Madrid. “Personalmente yo tenía algunas ideas para incorporar al flamenco matices que le hicieran más expansivo, más actual, y a la vez ampliar el catálogo flamenco de la discográfica. Quizás el destino puso en mi camino a un cantaor que estaba comenzando en Madrid pero ya asentado y reconocido, José Menese”.
Tener la intuición y poder transformar una forma del arte en una tendencia que permanezca en el tiempo solo está en manos de unos pocos visionarios, ver en una sola audición las posibilidades de un artista para alcanzar lo que más desea, el triunfo, requiere una gran percepción de futuro y estar muy convencido de un proyecto que abarque todos los rincones que la fantasía musical sea capaz de alcanzar. José Luis de Carlos estuvo en los momentos oportunos con los artistas necesarios, unos con el talento innato desde su nacimiento y otros con un buen bagaje de ideas, pero buscando la dirección correcta. De Carlos desarrolló un extraordinario trabajo produciendo más de cien discos para las compañías Hispavox, RCA y CBS. Ese es el trabajo de un productor musical: enfocar el producto artístico a la orilla más segura, con más posibilidades de supervivencia.
José Luis de Carlos recuerda esa época, “comencé trabajando para Hispavox en el año 1965 con un gran sabio de la música, su director artístico en esos momentos, Roberto Pla Sales”. Con Roberto Pla, inicia como ayudante en el departamento de “semi clásico, donde tratábamos todo lo concerniente al catálogo de zarzuela, opera, música clásica en definitiva”.
Tras ese encargo, toma las riendas de, nada más y nada menos, el catálogo de folklore español y flamenco, llevando a los artistas Lucero Tena, Gabriel Moreno o Víctor Monge “Serranito”, un interesante trabajo que afianza su buen hacer. Pero fue con la llegada a la compañía de Rafael Trabuqueli que se hizo cargo del espacio pop, produciendo a artistas como Raphael, Los Pasos, Los Pekeniques, Karina, y muchos de los grupos que despuntaban en ese momento, cuando De Carlos comienza a ver cuál es su sitio en la discográfica y en definitiva en la música española, y la revolución que supuso la introducción de arreglos musicales, digamos pop, al flamenco. “Personalmente yo tenía algunas ideas para incorporar al flamenco matices que le hicieran más expansivo, más actual, y a la vez ampliar el catálogo flamenco de la discográfica. Quizás el destino puso en mi camino a un cantaor que estaba comenzando en Madrid pero ya asentado flamencamente, y reconocido, José Menese”.
Menese, que siempre ha sido muy flamenco, pero muy abierto, enseguida entendió por dónde se podía enfocar la idea, “se me presentó un buen día y me comentó, te traigo a un chaval de Granada que te va a gustar… es estupendo, serio y vas a ver hasta dónde llega…”. Este muchacho era Enrique Morente, “con él congenié al momento, él tenía muy claro lo que deseaba. Recuerdo al muchacho Morente, bien documentado y con una línea muy clara de lo que para él era el flamenco de raíz, desde Chacón, a Pepe de la Matrona, al que consideraba su maestro, o Bernardo el de los Lobitos, entre otros”.
Enseguida se redactó el contrato, se firmó y se hizo el primer disco que se llamó Cante Flamenco (1967), con los temas elegidos por Morente, entre los que consideraba flamenco de base, “en esos momentos no se vendían muchos discos –comenta De Carlos- pero daba prestigio y fue un impulso a su carrera, que estaba comenzando, tendría veintidós o veintitrés años”.
Fue en la época de Hispavox, en la etapa final, cuando estaba produciendo a Víctor Monje “Serranito”, a los Hermanos Reyes, Los del Río, cuando aparece por su despacho un señor, un librero de antiguo de Madrid, que se hizo llamar José Blas Vega, un estudioso del flamenco más arraigado. “Me expuso un proyecto que consistía en grabar a una serie de artistas de Jerez, a los cuales él ya tenía elegidos y que eran de lo más representativo para hacer una obra que perdurase en el tiempo: Tío Borrico, Terremoto de Jerez, El Sordera, Diamante Negro, Sernita y Romerito de Jerez, al cante, y a la guitarra, Paco Cepero y Tomas de Antequera”. El disco se tituló Canta Jerez (1967). “Se pensó y se hizo como una reunión de cabales, en círculo, en el centro un tablero por si surgía dar “una pataíta” o marcar compás y fue increíble”. Nos imaginamos bien una reunión de señores del cante, entre amigos, con la confianza y el alma abierta a lo que saliera. Recuerda De Carlos la anécdota, “Borrico fue la primera vez que montaba en un avión y la primera vez que salía de Jerez, con los nervios , el hombre cogió un periódico y se puso a leerlo, hasta que el señor que viajaba a su lado le dijo que lo tenía al revés, imagínate, él, que no sabía leer…, anécdotas con las que nos reímos con ganas, en cualquier caso sin maldad ninguna, estaba muy emocionado por la novedad, el estudio de grabación, todos esos aparatos a su alrededor, lloraba como un niño y hubiera deseado que su madre le viera, fue muy emotivo”.
La grabación salió redonda entre la primera y segunda toma, en una tarde estaba el disco para imprimirlo, “esto era así con casi todos los buenos artistas, estoy muy orgulloso de esta grabación, con la que puse un punto y aparte en mis andaduras por Hispavox”, relata el productor.
En busca de experiencias
Tras su paso por Hispavox, a José de Carlos le surge la oportunidad de viajar a Persia, becado con un año de estudio para profundizar en la música de este país. “Fue realmente impresionante, el patrimonio musical que poseen, vocalmente es lo máximo, enorme, desgraciadamente en esa etapa reinaba el Sha de Persia, que estaba más por la labor de impresionar que de divulgar el gran patrimonio musical que tiene su país, inaugurando grandes teatros pero con figuras de otros países”. En cualquier caso fue una experiencia muy enriquecedora, ya que encontraba semejanzas entre la muisca persa y el flamenco, y al retornar a España fue un hilo conductor de lo que después vendría.
Tras el periplo persa, el siguiente destino fue Estados Unidos (1969-1971), con toda la eclosión musical y experiencias de esos momentos, que le marcaron personal y musicalmente. “El festival de Woodstock (1969) era tremendo, pude conocer personalmente a Jimi Hendrix y darme cuenta de que los genios suelen ser personas muy humildes, introvertidas… Jimi Hendrix, Terremoto, Camarón, personas con una gran vida interior pero que la expresan con su arte”. En estos dos años de residencia en Estados Unidos consolidó una formación artística muy completa estudió teatro, hizo radio musical, y “viví la etapa hippie, que era lo que por esos momentos tocaba”.
Las Grecas
De vuelta a Madrid, José de Carlos recibe una llamada del director de CBS, Tomás Muñoz, que llegó con el encargo de crear una nueva línea, “me planteó trabajar con él en producciones, dejándome absoluta libertad”.
Y he aquí que aparecen “unas niñas [Las Grecas] que traen de cabeza a Manolo Caracol, cantan muy bien y me pongo en contacto con Felipe Campuzano, para que me dé su parecer”.
Las hermanas Tina y Carmela Muñoz Barrull, Las Grecas, comenzaron a trabajar en la sala Caripén, de Lola Flores y en Los Canasteros, el tablao de Caracol. Una tarde, cuenta De Carlos, “me lleva a conocerlas Antonio Fernández, un manager con buen criterio… y aquello me pareció una barbaridad. Inmediatamente imaginé lo que se podría hacer, cantaban flamenco a dúo, desde pequeñas tenían las voces tan acopladas que realmente parecían una, en fin, un bombazo”.
Tina y Carmela eran muy jóvenes, una tenía diez y ocho años y la otra un poco más. Hacían tangos extremeños y le incorporaban letras a las que daban un gracejo especial. De Carlos, con la experiencia americana todavía reciente, “con Jimi Hendrix todavía sonando en mi cabeza, me planteé ser audaz e incorporar a esos temas una carga de guitarras más acorde con la música que sonaba en la calle en esos momentos, respetando las cualidades que tiene el flamenco pero con la intención de acercar ese sonido al universo pop”. El resultado, Te estoy amando locamente, un single del que se vendieron 500.000 copias. “Tuvieron el récord de ventas siete años, un millón de singles vendidos, una cosa ahora mismo impensable”, recuerda el productor. a Se incorporó la guitarra eléctrica, la batería y el bajo eléctrico. Tina y Carmela hacían pequeños arreglos e incorporaban letras de Roberto Carlos y de Dyango, “hay que tener en cuenta que ellas venían de Argentina, en donde siempre gozaron de mucha simpatía estos cantantes”, comenta De Carlos.
Te estoy amando locamente y Amma Immi (cara A y Cara B del single) dieron comienzo al Gipsy Rock, “denominación propia que encajó muy bien con el objetivo que me proponía”.
EL LUIS, nuestro Elvis Presley gitano
Otro fenómeno de la época fue El Luis, un prodigio de vez, y con mucha personalidad. “Tina y Carmela me hablaron de un cantante con el que tenían amistad, lo conocieron en Argentina y estaban al tanto de que llegaba a Madrid. El mismo día que llegó, hicimos una prueba en los estudios Kirios. Nos quedamos impresionados de este gitano gallego, de Lugo. Tenía una potencia de voz, un ritmo, fuera de lo normal. Con una guitarra y su voz comenzamos a grabar directamente en multipistas”. De esto salió “Yo te lo digo cantando”, el primer disco de El Luis, del que se vendieron doscientas cincuenta mil copias. “El Luis era una persona introvertida, no daba pie a una comunicación muy fluida y eso pasó factura a la hora de la promoción. Su vida personal era turbulenta, con problemas con las drogas, aunque jamás se le vio o dio muestras de ello en los estudios de grabación… hasta que un día encontró la policía un alijo en su coche y estuvo recluido una buena temporada”. Se grabaron dos discos más de El Luis, “Solo” y “Gitano Soul” este tercer y último LP se grabó parte en Madrid y con músicos de color, en Nueva York, y con la colaboración del bajista Deef Thomas. “El Luis, era lo más cercano a Elvis que hemos tenido, un Presley gitano”.
SONIDO CAÑO ROTO
Esta revolución fue ya imparable, Antonio Fernández le puso en contacto con nuevos artistas con posibilidades de ampliar este experimento con la música gitana y el rock. Y aquí entran en escena Los Chorbos, con los que tocaba un joven Manzanita, “con su guitarra de la que el gran Paco de Lucía comentaba que era la mejor por rumba de España”. De esta experiencia nace el sonido Caño Roto, “que fue como denominé este trabajo, además incorporé a Joni Galbao con su guitarra eléctrica, con la que aportaba en el tema, Vuelvo a Casa, ese sonido característico de The Temptations”.
Luego vendría Poco ruido y mucho duende, «fue el primer disco que le produje a Manzanita, al que siguieron cuatro discos más, la vida más que intranquila de este cantautor flamenco hizo imposible continuar con su carrera pero sí dio unas pautas que más tarde continuarían Alejandro Sanz y otros intérpretes de este estilo”, relata De Carlos.
El notable productor José Luis de Carlos ha hecho posible sacar a la luz gran cantidad de trabajos discográficos, innovadores, creativos que marcaron una época dorada del gipsy rock, y pusieron la banda sonora a nuestras vidas: Las Grecas, Los Chorbos, Laberinto, Iván Iván, Manzanita, El Luis, Lolita Flores, Zíngaro, Isabel Pantoja, Azúcar Moreno, La Familia Flores, Diego Carrasco, Chango, con el que mantuvo una gran amistad, Tomasito, Jumitus, “Canta Jerez”, Enrique Morente, Cecilia, Rocío Jurado, Romero San Juan, Los Doñana, Simona, Joaquín Sabina, Jakin, Javier Ruibal, Papa Levante, etc. La creación de un estilo de música reconocible y con marca personal. Todo un triunfo que pocos productores musicales pueden otorgarse.