Detrás, al otro lado de las cristaleras del Círculo de Bellas Artes, esa cuesta leve y dividida de la Gran Vía otorga a Madrid ese aire de otros tiempos por los que los flamencos trasegaban su estampa. Por ella llega Rocío Márquez, dejando constancia de que esos tiempos ya pertenecen a un recuerdo, dejémoslo, en romántico. Sabemos de la simpatía y la sal que derramaban a su paso las cigarreras camino de Tabacalera, justo enfrente de donde estamos, esos ojos que más que mirar te hacen un escáner, dicen mucho del cielo azul de Huelva, su pausada conversación te hace sentir cercano, de alguna manera, a ese mundo aparentemente sencillo que es la música.
- ¿Cómo y cuándo te llego la afición por el cante?
En mi casa el que no toca, baila, canta o hace sus pinitos musicales, no falta en una reunión, ya sea un bautizo o una boda, en cualquier ocasión encontramos el momento para manifestar nuestra afición flamenca. Yo empecé desde muy chica, en el colegio había una niña que cantaba flamenco, y yo también cantaba, pero más bien fandangos. Cuando hablábamos e intercambiábamos cantes, en una de esas me comentó que en una peña flamenca de Huelva, los sábados, se reunían los aficionados y se comentaban y cantaban los estilos flamencos que surgían, y allí que me plante yo. En este lugar comencé a saber qué es lo que cantaba, porque yo cantaba pero en muchos casos no sabía, así hasta los quince años, que ya me fui a Sevilla y empecé en la Escuela Cristina Heeren.
- ¿Se aprende entonces el cante o ya se lleva de alguna manera dentro?
Parte y parte, pero siempre hay que trabajarlo. Una parte es la que llevas, las cualidades de cada uno, y otra parte, la que tienes que desarrollar, ampliar el potencial que puedas tener. En todo caso, es complicado, puede haber, y de hecho las hay, personas que no han tenido unas raíces flamencas pero que en algún momento de su vida han sentido la necesidad de cantar y también aportan al flamenco unos matices interesantes, otro perfil que engrandece el género. A mí lo que me parece bonito es que seamos coherentes, que cada uno venda lo que tiene, lo que no puede ser es intentar dar lo que no se tiene. Dentro de su personalidad, cada uno lleva una forma de decir, de interpretar, y eso es lo que amplía y engrandece este arte, puede gustar más a una gente que a otra, no puede ser de otra manera, pero siempre desde lo que uno sienta.
- ¿Es fundamental, entonces, escuchar a los grandes y formarse con su saber?
Si tienes afición no queda otra que escuchar a los grandes. Otra cosa es que luego pretendas imitarlos o no, si eres aficionado es una tarea que tienes que llevarla y que además, a diario, salen cosas nuevas, es inagotable.
- ¿Cómo encuentras ahora mismo a la mujer en el cante, es un buen momento?
Es un momento brillante, muy bonito, hay cantaoras muy diversas y cada una da un matiz diferente. La variedad a mi es algo que me gusta mucho, las formas totalmente opuestas de interpretar, de estilos, y que convocadas en un mismo festival o concierto encajan y cada una da una visión. Así como en el baile, cada artista ofrece su manera y no hay extrañeza ante el público, da gusto ver cómo cantaoras tan dispares como puedan ser Rosalía y María Terremoto, por ejemplo, pueden convivir dentro de un mismo espacio.
- ¿Tú crees entonces, que el público comprende bien, dentro del flamenco, que se abra a otros horizontes?
Bueno… las cosas llevan su tiempo, se puede entender a todo el mundo, cada uno lleva su verdad y hay que respetarla.
- ¿En el mundillo flamenco aún hay cierto regusto por conservar ese barniz de antigüedad que le caracteriza?
Es curioso, se le asocia a unos momentos históricos de este país, pero el flamenco es la voz del pueblo y de hecho muchos artistas se han arriesgado mucho, con letras muy comprometidas, no solo me refiero a Manuel Gerena, Menese o El Cabrero, me refiero también a todos los que cantaron a la República, me viene Vallejo o Pastora, con unas letras maravillosas y un posicionamiento claro. Es cierto que no hay mucho conocimiento del compromiso social que el flamenco ha aportado. El sistema manipula imágenes y mensajes, y el flamenco está dentro de este sistema.
- Actualmente en las letras flamencas se echa en falta un poco más de compromiso social, ¿no crees?
Bueno… todavía están las letras de Moreno Galván, José Meneses, El Cabrero y las letras que Elena le hace. Sí creo que estén vigentes, pero también creo que ahora mismo hay otras vías… Lo importante es creerte a quien está cantando, que lo sienta de verdad… ser autentico, para mí esa es la pureza.
- ¿Te parece que se pueden rescatar, dentro del folclore español, estilos o cantes en desuso?
Sí, nos movemos por corrientes cíclicas, serranas, marianas, rondeñas son cantes que no están dentro de los repertorios habituales, pero que, como yo, hay compañeros que los están incluyendo en sus actuaciones, los cantes de ida y vuelta, por ejemplo.
- ¿Cómo fue lo de grabar este disco “Visto en el Jueves”?, ¿de dónde viene el titulo?
Los jueves se celebra en la calle Feria de Sevilla un mercado, y como yo vivía al lado, en estos días me daba un paseíto, ya sabes, rebuscando un poco por los puestos, vinilos, casettes, las cositas que tienen los mercados con solera. Cuando vas a una tienda pues estás buscando algo concreto pero en un mercadillo te lo encuentras, tiene algo de mágico, de hecho hasta que no llegas a casa y lo escuchas, no sabes ni lo que has comprado. Una vez escuchado, se encuentran joyas, muchas sorpresas, así me llegué a plantear rescatarlos de alguna manera, no desde el plano historicista, si no pasándolo por mi filtro y dándole mi sentir. No fue una cosa premeditada, pero al cabo del tiempo y muchos paseos, me encontré con el deseo de hacerlo. Además, tenía la ilusión y medio apalabrado con Canito hacer algo juntos, siempre lo he admirado y desde hace años nos rondaba coincidir en algún trabajo, hasta ahora. Fíjate las vueltas que ha dado el mundo, pero aquí está el resultado.
- ¿Tienes algún proyecto que nos puedas contar, le estas dando vueltas a alguna idea?
En lo que estoy ahora mismo es en dar forma a un espectáculo con Jorge Drexler. Él, que es jefe de todos los estilos del otro lado del Atlántico, y yo, que soy curiosa por naturaleza… vamos a intentar hacer algo con los cantes de “ida y vuelta”: milongas, guajiras, vidalitas…, por ese camino, lo llevaremos a Pamplona, al Festival Flamenco on Fire. También tengo en proyecto una colaboración en el disco de Kiko Veneno, que me hace mucha ilusión, un hombre muy creativo, al que admiro, que conoce bien los entresijos del flamenco, pero que los amplía con mucha imaginación y con el que me siento muy bien artísticamente.
- ¿Qué música escuchas en tu día a día, alguna predilección?
Es muy variada, me gusta el jazz, me encanta la música clásica, músicas experimentales, la música hispanoamericana, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Chabuca Granda, en ellas encuentro cercanía con el flamenco. Me inspiran hermanamiento, de hecho está presente en algunos temas de mi nuevo trabajo. Los cantes y las canciones se reinterpretan constantemente.
- ¿Cómo crees que va evolucionando el cante flamenco, hacia dónde va?
Está pasando que hay distintas formas. Por ello, creo que goza de muchísima salud, de mucha variedad, de artistas muy diversos, está muy vivo… De hecho todas estas controversias que están ahora mismo en torno al flamenco, de que si es o no es, lo están enriqueciendo, lo mantienen vivo, se habla de él y mucha gente está tomando contacto con el nuevo flamenco, si se le puede llamar así, pero en todo caso, está dando notoriedad y se presta atención a los artistas, que son la matriz de este arte.
- ¿Tendría que haber lugares con más intimidad, estilo peñas o locales con más acercamiento al público de un flamenco más de la tierra, de tú a tú?
En mi tierra estos lugares son frecuentes, es posible que sí tuvieran que gozar de un auge, pero tal y como está la economía y las necesidades sociales en estos momentos veo difícil que se le preste atención. De todas formas vivimos en un momento de transición, no sé si es que yo soy muy positiva, pero me parece que estamos andando un camino. Cuando yo era pequeña el flamenco no estaba en los conservatorios ni en las facultades y ahora mismo se están haciendo varios proyectos para llevarlo a los colegios, se está fraguando, y esperemos que salga adelante. Aunque no vivimos el momento político adecuado, esperemos salga adelante. Referente a cultura siempre hace falta más. Mira, mi abuelo tenía una taberna en Huelva, en ella paraban Toronjo, Rebollo, Marchena… ahora está ya cerrada, era un lugar de encuentro maravilloso, estos lugares con tanto sabor tienden a desaparecer, es una pena, es verdad, pero lo tiempos están revueltos y casi nadie apuesta por este tipo de iniciativas. Esta es la realidad, quizás los próximos lugares de encuentro sean en la universidad, conservatorios, en fin, sitios así, ¿por qué no…? A veces somos reacios a los cambios, pero la vida ya te empuja, como decía Paco Ibañez.
- Por ultimo Rocío, ¿de donde sacáis tiempo los artistas con el trajín que lleváis encima, para estudiar, estar prácticamente cada día en una ciudad, grabar discos… como se hace?
Amando mucho lo que haces. Es realmente un regalo poder cantar en diferentes escenarios, con públicos distintos, es cierto, que tienes que cuidarte, puedes ir a una fiesta, pero siempre mirando que mañana tienes un compromiso, tienes que tener un respeto y eso te obliga a ser más responsable. A veces nos da por recordar esa vena romántica de otros tiempos, en los que el cante se daba en circunstancias más espontáneas, incluso después de una juerga que podía durar días… pero como decíamos antes, los tiempos son otros, ha cambiado todo mucho.