El compás se expande por este espacio en el que me encuentro con Antonio Suárez Salazar, más conocido por Guadiana. La mítica escuela de baile Amor de Dios bulle al son de taconeos, palmas y compases que escapan de sus aulas. Antonio es una persona muy querida, tanto por los veteranos flamencos que frecuentan la academia como por los jóvenes que llegan para pulir sus dotes musicales, y con el rumor de fondo nos cuenta:
“Yo comencé mi afición como bailaor, en mi casa. Como en casi todos los hogares gitanos, las celebraciones y la espontaneidad de la fiesta siempre estaba presente, mi padre tocaba la guitarra y raro era el día que no había juerga, luego mi tío, Porrina de Badajoz, con su cante me fue metiendo el gusanillo y ahí comencé a dar mis primeros pasos con el cante. Había un sitio que le llamaban el Mesón de los Castúos, en Badajoz, era una especie de tablao a donde llegaban los señoritos a escuchar flamenco, yo era muy pequeño y figúrate, estaba entre el Indio Gitano, mi primo Juan Salazar, mi hermano Ramón El Portugués, El Peregrino, y bueno, entre todos ellos ya me fui quedando con los cantes y comencé a dar mis pasos como cantaor”.
En el flamenco, el cante es una forma difícil de expresión…
Me gustaba el cante, cantaba las cosas de mi tío y sentía que tenia el poso, una voz adecuada a esos cantes. Ya más tarde, con dieciséis años, comencé a escuchar a Camarón, su primer disco, y estando mi hermano Ramón en Madrid trabajando en los tablaos le pedí que me llevara con él, que por ese entonces estaba actuando en el Café de Chinitas, allí coincidían el Sordera, el Indio Gitano, Juan Varea, Enrique Morente, Carmen Mora, El Habichuela (Juan), y una noche me dieron la alternativa: “¡tenemos aquí a un chiquillo de Badajoz que promete ser una figura del cante!”, así que hice un cantecito al dueño del tablao y me propuso quedarme y hacer algún pase, esos fueron mis comienzos, digamos, profesionales. Yo me he recorrido todos los tablaos de Madrid, viviendo la época dorada del flamenco en el Foro.
¿Es fundamental pasar por los tablaos para formarse como artista flamenco?
Absolutamente, yo creo que independientemente del don que tu tengas, esto es una profesión, hay gente que se aprende cuatro cantes, que me parece muy bien, pero no tienen profesión, y la primera fase de esta andadura es cantar para bailar, es la escuela. Se nota mucho cuando un cantaor ha pasado por los tablaos, escuchas a alguien que no haya pasado por esa experiencia y está falto de compás, es fundamental estar sumergido en un cuadro de tablao para realizarse como cantaor.
¿Cuándo diste el paso de los tablaos a otros proyectos flamencos?
Cuando ya comenzaron a solicitarme artistas como Sara Baras, Antonio Canales, El Güito …, con Carmen Mora nos fuimos a México y por ahí a girar. Después ya grabé mi primer disco, “Cuando el río suena” (Nuevos Medios, 1999) que fue la oportunidad para dar conciertos en solitario, pero en flamenco eso tiene una importancia relativa porque ahí está Antonio Mairena, un grande entre los grandes, que se tiró 25 años con Antonio El Bailarín, o Chano Lobato, otro genio, que se pasó media vida cantando atrás. Personalmente, yo no le doy importancia al que canta delante o al que lo hace atrás, se la doy al que canta bien, hay artistas que cantan adelante y no cantan bien y los hay de atrás que son fabulosos.
La transmisión es lo verdaderamente importante…
Ya lo dijo muy claro mi amigo Camarón, el flamenco es transmisión, no existe otra.
¿Se aprende a cantar flamenco o es algo innato de la persona?
El cante sí se aprende, para eso están los grandes, Chacón, La Niña de los Peines, Manuel Torre, Tomas Pavón, eso hay que aprenderlo. Para ello, hay que ser aficionado, el artista tiene que serlo, beber de todas esas fuentes e impregnarse de esa pureza, después, lo que tú tengas, el eco de voz ya no se aprende, puedes aprender los cantes, pero tu voz, es la que tienes, es un regalo de la naturaleza.
¿En qué lugares te encuentras más a gusto cantando?
Me gustan los teatros, es donde más me he realizado, han sido muchos los años que me he pasado acompañando a importantes figuras y en donde te das cuenta de la importancia de saber estar en un escenario.
¿Cómo ha cambiado la percepción del público respecto al flamenco de ahora del que tu viviste en esa época dorada?
Bueno… ahora los medios de comunicación son mucho más refinados, antes, el que era artista lo demostraba diariamente en los escenarios. Los artistas nos damos cuenta enseguida de quién lo es o de quién está ahí por otros motivos, pueden ser de imagen, por una buena promoción, en fin… Paco de Lucía opinaba que prefería gustar a cien artistas que a dos mil personas. Respecto al público pues creo que cada día es más entendido pero también es verdad que cuando se acude a un espectáculo eso lleva una puesta en escena, un guión elaborado y claro la esencia flamenca es otra cosa. No todos los artistas que podemos ver lo son, te lo digo a nivel de como lo vemos entre artistas, con la mirada siempre puesta en si nos sorprende con algo o no. Por eso entre los que nos dedicamos a esto nos gustan tan pocos artistas, tenemos un filtro muy fino.
¿Te sientes reconocido en tu tierra, Extremadura?
Le tengo muy poco que agradecer a mi tierra artísticamente, cómo será que en el homenaje que se me hizo en noviembre en Madrid, con un elenco extraordinario de artistas, por mi trayectoria artística de 53 años dedicado en cuerpo y alma al flamenco, no se acordaron ni de mencionarme. Nadie es profeta en su tierra, dice la Biblia, pero es que tampoco le dieron un lugar a mi tío Porrina, ni a mi hermano Ramón, ni a Juan Cantero ni al Indio Gitano, ni a Enrique el Extremeño, y nosotros, artistas extremeños que vivimos en Madrid, estamos dándole promoción a Extremadura, porque yo no me llamo Rio Ebro, soy Guadiana, y como si nada. En 18 años del festival que se llama Porrina de Badajoz, mi tío carnal, hermano de mi madre, pues en 18 años, solo he ido una vez, en fin… no me explico el poco apego que tienen a sus artistas cuando somos los máximos representantes de esta tierra.
Yo sigo representando mi tierra y en la Suma Flamenca de Madrid he ido con tangos y jaleos extremeños, porque es mi tierra, mi familia es de ahí, yo amo mi tierra, pero no me veo correspondido por sus representantes culturales.
¿Cómo valoras la incorporación de otras músicas al flamenco o del flamenco con otras músicas?
A mí me gusta arriesgar, hacer cosas nuevas, en estos momentos acabo de grabar cinco temas con canciones de Nino Bravo: “Guadiana canta a Nino Bravo”, no lleva guitarra, sólo piano, contrabajo y percusión. Siempre intento, aunque me equivoque, hacer cosas que me gusten, si luego al público le llega, perfecto, pero yo tengo que hacer lo que a mí me satisface.
¿Y cómo surge esto de hacer un disco con temas de Nino Bravo?
Yo escuché hace mucho tiempo a Nino Bravo y lo he continuado escuchando, fue un fenómeno. Así, hablando con Pedro Ogesto le comenté que tenía ganas de grabar algo distinto, salir un poco de lo que es el flamenco más jondo, algo diferente, y aquí está el resultado. No es nada fácil, salirte de lo que has hecho toda la vida y que salga algo decente, sin caer en la horterada, te lo tienes que trabajar, no es fácil, lógicamente lo he llevado a mi terreno. Nino Bravo era más melódico y aquí se ha metido más por bulería.
¿Qué echas de menos actualmente en el cante?
La personalidad, encontrar puntos de referencia ahora mismo en el cante es difícil, algunos quedan, pero se pueden contar con los dedos de la mano. Cantar se canta muy bien, pero falta ese pellizco personal que diferencia, que aporta recreación en los cantes, no basta con copiar lo que ya se ha hecho y como se hizo, hay que tener música en la cabeza y adaptarla a tus facultades y a tu propio eco.
¿Cómo valoras la aportación o la creación del cante gitano al flamenco?
Hay personas que opinan que el cante gitano no existe, que solo existe el flamenco en sí, pero lo primero es que para cantar gitano, tienes que ser gitano, a Camarón le llegaron a decir que no cantaba flamenco, y el respondió “yo cuando quiero canto flamenco y cuando quiero canto gitano”: Aprenderse los cantes y cantarlos, eso es flamenco, no digo que no lo sea, pero cantar gitano es otra cosa, llevamos el cante de otra manera, la forma de sentir, llevamos el pellizco innato, eso no se aprende, se lleva dentro, ni mejor ni peor, diferente.
¿Cuéntanos si tienes en mente algún proyecto y en qué consiste?
Pues me gustaría hacer un disco este próximo año, la idea es un disco de flamenco, invitar a varios guitarristas de los que todavía no puedo adelantar nombres, pero será un disco de flamenco, flamenco.






