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 José de la Tomasa, ADN del cante jondo

José de la Tomasa es un espíritu libre, pero atado al legado y al don recibidos. Su gran amor hacia el flamenco hace que se sienta portador de un ADN en vías de extinción. Conoce el cante legendario por herencia y estudio, sabe cuidar su voz y es consciente de ser portador de un patrimonio, que ahora pertenece a toda la humanidad. Este año cumple sus bodas de oro con el cante. Estos 50 años sobre un escenario, le traen a Madrid el próximo 20 de octubre, Teatro de la Abadía, en el marco de Suma Flamenca.Por Rosa Pérez. Foto: @martinguerrero

 

José vive un momento de plenitud en lo artístico, con la serenidad que otorga la edad, la sabiduría y la pasión que enciende la sangre y brota como cante, José de la Tomasa nos habla de sus vivencias, de su momento actual y de su forma de entender el flamenco “sin conocimiento tú no puedes recrear un cante,  salirte de él y entonces crear cosas mágicas y bonitas. Si no tienes los cimientos, lo que haces es una imitación perfecta de ese cante, pero no le aportas frescura”.

Actuación José de la Tomasa @allflamenco

José, ¿en qué momento te encuentras tras cincuenta años dándonos tu cante?

Han sido cincuenta años intensos. Yo percibo el momento como esa gaviota que vuela a ras de las olas, que no se da cuenta de otra cosa que no sea estar pendiente de su tarea. El estudio y el trabajo constante es lo que me mantiene como en aquel primer concierto en Fuente de Cantos, porque el cante y el estar cincuenta años dándole a la gente lo mejor que tú tienes hace que el tiempo pase de otra manera, se ralentiza… Durante estos años he sentido también una responsabilidad muy grande, porque el público se merece lo mejor de uno mismo y hay que dar con mucho respeto, lo que se espera de ti, colmar de buen flamenco. En definitiva, estoy muy emocionado por esta carrera larga y llevo con mucho orgullo el poder continuar mostrando el legado de los míos sin haberme salido nunca del camino del cante, de nuestro cante.

¿Cómo percibes ese legado del que nos hablas? es una herencia valiosa…

Efectivamente es una herencia y tienes que defenderla, si además te gusta y escuchaste a tu madre contar las vivencias de su padre, de su tío, Manuel Torre, pues eso hace que lo lleves en la sangre. No te hace millonario pero te sientes muy rico al haber recibido una herencia tan valiosa y poder continuar contando la historia desde los pilares mismos del flamenco. Es un orgullo y una gran satisfacción prolongar una forma y maneras de cante particulares, una forma de vida, como lo hizo mi abuelo Pepe Torres, Manuel Torres, mi madre, mi padre “Pies de Plomo”…, por ello siempre lo llevo en mi memoria y en mi garganta, y es muy grande  además poder depositar esta herencia a mis nietos y biznietos, también al público aficionado.

Patrimonio inmaterial, creación, arte entregado…

Pues sí, se está viviendo un mundo en el que hay más imitadores que creadores, pero ese cariño a tus antepasados, es el que hace que te sientes en una silla y te pongas a recordar los cantes de tus abuelos, los cantes de tu padre, de tu madre, parece que los llevas en tu alma metidos y como si una memoria larga te diera energía para renovarte y crear.

Y con el paso del tiempo, el público actual ¿cómo percibe todo esto?

Hoy hay un problema grande y es que no se tiene conocimiento de los cantes. Desde mis inicios, aparte de llevar ya en la sangre esa herencia tan bonita, yo me preocupaba de tener un amplio abanico de los cantes. Es importante tener conocimiento, porque el flamenco es un arte complejo, y hoy, no lo hay. Los cantaores interpretan apenas cuatro cantes y aunque existan veinticuatro o treinta malagueñas, ni se lo creen, los cantes de levante apenas son interpretados, con lo bellos que son… el abanico se ha reducido. Pero yo creo que tienes que tener conocimientos, tienes que conocer tu oficio, porque sin conocimiento tú no puedes recrear un cante,  salirte de él y entonces crear cosas mágicas y bonitas. Si no tienes los cimientos, lo que haces es una imitación perfecta de ese cante, pero no le aportas frescura.

Respecto al público pues sí ha cambiado, claro, y tengo que decir que el de Madrid es un público excepcional, una afición muy respetuosa, gustándole lo auténtico. Madrid tiene su ética flamenca y ha vivido un flamenco grandioso a lo largo de su historia y se nota en la forma de cómo se escucha al cantaor y cómo se cataloga lo que hace.

¿Para recrear un cante, entonces, es necesario remontarte a las raíces mismas de ese cante?

Claro, por ejemplo, don Antonio Chacón escuchaba a La Trini, los cantes abandolaos, y sabiendo ya de dónde nacen hacía verdaderas obras musicales, para mi era un músico andaluz muy grande. O muchos otros cantaores, como Manuel Vallejo o Manuel Torre, a partir del conocimiento, recreaban y aportaban belleza y riqueza.

Una vez tienes el conocimiento, ¿la transmisión la puede desarrollar cualquiera?

Tu puedes tener conocimientos, pero a la hora de expresarlos es muy difícil que pellizquen. Si no los llevas dentro, estás reproduciendo una cosa que tu escuchaste no sé cuantas veces, pero en el momento de interpretarlas no estás dentro, no los puedes sentir. Yo cuando canto una seguiriya la estoy sintiendo porque la he vivido, la he bebido de las fuentes, de mi familia, de sus creadores, y por ello la puedo transmitir, porque en este mundo del flamenco es la transmisión la clave para llegar al alma.

Desde toda esa experiencia ¿qué artistas crees que han conseguido aunar conocimiento y transmisión?

Mucha gente, entre ellas Juan Peña “El Lebrijano” hablando de mi época. Fue un revolucionario, teniendo todas las claves y fundamentos del cante se arriesgó a crear cosas muy atrevidas, con sus espectáculos y sus discos, teniendo un conocimiento amplio y una familia muy arraigada al flamenco, podría haberse agarrado a una trayectoria fácil y sin embargo sintió el deseo de aunar conocimiento y transmisión a nuevas propuestas flamencas. También Manuel Torres, no por parentesco, pero era un hombre que expresaba y te metía el cante en las tripas, y hay muchos más…  pero también hay otros tantos que tienen una fama inmerecida, por medio de esa palabra tan odiada por mí, que es la de marketing. Hay gente muy hábil que se cuela en este mercado por medio de la publicidad, y hay otra, que no tiene esa habilidad y sin embargo está sembrada de arte y conocimientos, que terminan su actuación y no le dan la importa

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