En la soledad que ofrece un estudio vacío, el silencio, el elemento fundamental del baile, es el que reina, como en un cuadro de Rothko, pintor que le brinda la inspiración a José Maya para crear “El color sin Nombre”, su ultimo trabajo (Teatro Pavón desde el 14 de febrero al 24). Por los ventanales, la luz invernal que inunda la sala, es la testigo del empeño de un bailaor solitario, él sólo frente al espejo, dibuja en el aire sus sentimientos, horas de disciplina. Me comenta que hoy solo estará tres horas, pero que lo normal son seis, siete horas al día de ensayo para ejercitar lo que más tarde será un espectáculo. Foto @PabloLorente
¿Cuándo y cómo te encontraste con el baile y decidiste ser bailaor?
Estamos emparentados con Rafael Romero “El Gallina” una leyenda del cante, con Gabriel Moreno y con Fernanda Romero, la creadora del taranto, una bailaora emblemática que tenía una personalidad fabulosa, por eso en mi casa el flamenco siempre ha estado presente y se puede decir que forma una parte de mi muy importante. Además, en el plano de la pintura, mis dos tíos, Antonio y Jerónimo Maya, son pintores, uno figurativo y otro abstracto, eso por la parte paterna, y por la materna, anticuarios, somos la tercera generación, siempre he estado rodeado de arte, sobre todo de pintura antigua
Entonces siempre viviste en un entorno artístico, pictórico y flamenco
Si, es por eso que también soy coleccionista, soy muy aficionado a la pintura Barroca y renacentista, también a la moderna. Hago lo posible por ir ampliando mi colección en el transcurso de mis viajes por el mundo.
¿Como te llegó la inspiración para crear un espectáculo flamenco basado en la pintura de Rothko?
Para mi este pintor es de los mas potentes que he conocido, una persona con una trayectoria apasionante, también era un gran escritor, en definitiva, uno de los grandes intelectuales del siglo XX. Fue contemporáneo de dos movimientos muy importantes pictóricamente, uno era el Fiel Paintig y el otro el Acción Paiting , el arte de arrojar, el más cercano al que utilizaban los chamanes en sus ceremonias. Rohtko fue pionero en mostrar lo que llamamos campos de color, se basaba en la tragedia y lo que quería transmitir era emoción y espiritualidad. Esos universos silenciosos como son la tragedia, la emoción y la muerte, son exactamente los mismos en los que se basa el flamenco, todo lo que se baila y canta son vivencias que hemos tenido a lo largo de la historia y a través de una amalgama de culturas como la árabe o la judía. En el flamenco están muy presentes en sus expresiones la muerte y la vida, ya sea bailando o cantando, de hecho, cuando nos encontramos con lo que llamamos «Duende», esa expresión describe el salir de uno mismo y entrar en un estado en el que te sientes muy cercano a Dios. El flamenco tiene otras facetas que no son solamente las de amenizar, es algo mucho más elevado, es poner el alma en lo que haces y ello hace que sea el alma la que realmente danza.
¿Tú has sentido el duende?
Yo procuro sumergirme en mi mundo a través de la música, del alma del cante, que es donde se fragua toda esa energía y hay muchas veces que conecto y me encuentro solo en el mundo, me dejo llevar y soy feliz, eso es lo que yo entiendo por estar “enduendado”, ya decía Rumi, el sufista, que danzar es alejarse de este mundo y del otro, rasgar el corazón y de la propia alma levantarse.
¿De dónde tomas la inspiración para bailar a Rothko, de un cuadro, de su obra, de los colores?
Te cuento… en 1961 había una familia americana, marchantes de arte, y entonces le encargaron al pintor unas obras para exponerlas , diseñaron un espacio con un arquitecto en Houston, destinada para la meditación, le encargaron catorce lienzos, es una capilla ecunémica que alberga todas las culturas, todas las religiones del planeta y actualmente visitada por miles de personas de todo el mundo, en este proyecto la obra del pintor entraba en su época negra, casi su ultima época, en la que sus pinturas tendieron a hacerse más oscuras y con la que acabó su vida, llegando a suicidarse en su estudio. En anteriores obras mías siempre he perseguido crear esa atmósfera, recrear esos colores y ese clima que persiguió Rothko. Yo siempre he tenido presente a este pintor en todos mis espectáculos y ya por fin, he creado este como paso a volcarme en otro tipo de proyectos, era como una espina que tenia yo pendiente de sacar.
¿De qué manera influye en tu baile el universo creado por Rotkho, la desolación y el color de sus pinturas, se dibuja en el espacio cuando se danza?
Sobre todo es emoción y sentimiento, hay una parte de mi que esta muy inspirada en el cante, en la música y en los silencios, siempre surgen momentos de inspiración para la improvisación y salen cosas. En “Color sin nombre” estoy como en un sueño, como en una pesadilla en la que tengo que cruzar al otro lado por una cuerda floja, escuchando una música que se llama Kadish , una oración que hacen los judíos en los funerales, a través de esta música me acerco hasta la capilla de Rothko y en esa capilla, al llegar, observo su obra y me evoca esos paisajes imaginarios que hacen que brote en mí el deseo de transformarlos en baile. Es un espectáculo en el que se unen el flamenco, la música y las artes digitales, con unos fantásticos recreadores de las artes numéricas -las digitales-, que han trasladado la inspiración de ocho cuadros con los que me identifico y con los que hemos hecho unos paisajes imaginarios, oníricos.
¿Qué cantaor te acerca más a esta propuesta pictórica sensitiva?
He buscado esa expresión en el cante, de voz grave, que sea espejo de Rothko, que pintaba capa sobre capa, entonces acumulaba un montón de emociones y sentimientos, tragedia, por eso colabora Rafael Jiménez “Falo” un erudito del cante flamenco, conoce los cantes del norte de España, los cantes del siglo XII, es un maestro. También participa Delia, una cantaora malagueña fabulosa, y José “Del Calli”, voces con un matiz que te hacen interiorizar unos paisajes muy acordes con la pintura de Rotkho.
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