Manuel de la Tomasa, acompañado por el guitarrista Álvaro Moreno, ha sido el encargado de abrir la XXIX edición de la Gira Flamenca del Norte, que lleva este arte fuera de su hábitat natural, allí donde aunque no se respira en cada calle y en cada fiesta, es igualmente apreciado y, como dice su promotor, Antonio Benamargo, “la gente es aficionada sin saberlo, porque en cuanto lo escuchan les gusta y se cuentan como aficionados”. La actuación del cantaor sevillano fue intimista, cercana, sin equipo de sonido, para escuchar de viva voz al artista y a su acompañante al toque, con el público alrededor, como en las peñas. Estas galas inaugurales han sido en Logroño, en la Bodega Ontañón; en Palencia, en la Taberna del Hotel Castilla Vieja, y en Santander en el Cine Los Ángeles. Entrevistamos a Manuel de la Tomasa a su paso por Palencia. Texto Fernando Pastor. Foto @CulturaPalencia
Manuel de la Tomasa dio el pistoletazo de salida a la XXIX edición de la Gira Flamenca del Norte, proyecto cuyo objetivo es mostrar el arte flamenco lejos de su hábitat natural, con Logroño, Palencia y Vitoria como sedes principales.
El cantaor sevillano Manuel Georgio Fernández, conocido artísticamente como Manuel de la Tomasa, es el último exponente por ahora de una larguísima dinastía de cantaores.
- Usted ha vivido el flamenco desde que nació. La tradición flamenca de su familia es impresionante
Tengo el orgullo de provenir de una de las dinastías más importantes y prolongadas del flamenco. Por línea paterna provengo de una larga dinastía de cante: podría remontarme más atrás, pero por empezar, con mi tatarabuelo Pepe Torre, su hermano Manuel Torre, mi bisabuela Tomasa Soto La Tomasa, mi bisabuelo Manuel Giorgio Pies de Plomo, mi abuelo José de La Tomasa, mi tío Gabriel de La Tomasa…
Por línea materna mi bisabuela Lucía era sobrina de Manuel Vallejo.
Por todo ello a mí me ha nacido el cante de una manera natural y bonita. Lo considero un regalo y estoy muy feliz de donde vengo.
- Sin embargo sus primeras actuaciones fueron tocando la guitarra
Sí, porque de pequeño era más reservado y tímido para cantar, y con 14 ó 15 años aprendí a tocar la guitarra. Pero poco a poco se me fue despertando el cante, que lo tenía guardado, de forma natural vi que como mejor me expresaba era cantando y decidí tirar por el camino del cante. Entonces, con 17 años, mi abuelo José, que me había escuchado un poquillo cantar soleares, me llevó con él a cantar a la Peña Flamenca de Jaén y me dijo que hiciera yo un cante por soleá; yo me puse loco de contento de que mi abuelo me diera la oportunidad de subirme a un escenario por primera vez. Y hasta ahora, sin parar de cantar. Estoy muy feliz con lo que hago, es mi vida porque es mi mejor forma de expresarme.
Aunque la guitarra la dejé un poco de lado, la utilizo todos los días porque me sirve para estudiar los cantes.
- ¿Con qué palos se siente más a gusto?
Depende del momento. Me puedo sentir cómodo con cualquier palo porque me gusta mucho escuchar el cante y llevármelo a mi forma, ponerle corazón. Mi abuelo dice que las seguiriyas son la bandera de nuestra casa; es un cante que tenemos de manera natural.
- Usted está teniendo muchos reconocimientos
El pasado año recibí el Madroño Flamenco en el Festival de Montellano y el premio a la seguiriya de la Bienal de Sevilla. Pero el mejor premio que puedo tener es el cariño de la afición, del público y de los artistas que admiro.
- De los lugares en los que ha actuado, ¿cuál destacaría?
El teatro Alameda, dentro de la Bienal de Sevilla el pasado mes de septiembre. Era mi primera actuación en la Bienal y fue una noche muy especial y muy bonita.
- ¿Qué opina de la Gira Flamenca del Norte, que lleva el arte flamenco a zonas en las que no es muy frecuente escucharlo por estar alejadas de su hábitat natural.
Me parece genial, maravilloso. El flamenco es una música que otorga al artista la capacidad de trasmitir, de llegar al corazón. El público, aunque no conozca esta música, capta la sensibilidad. Es genial que el flamenco llegue a todos los lugares del mundo porque es una música que tiene una forma de expresión muy bonita. Además desde hace un tiempo en el norte de España hay una grandísima afición al flamenco, yo he cantado por el norte y me han acogido grandísimos aficionados con mucho cariño y un trato muy especial.
- ¿Cómo ve el presente y el futuro del flamenco?
El presente lo veo muy bien. Hay una generación joven que estamos ahí tratando de luchar por nuestro sueño, nuestra vocación, y eso nos hace sentir plenos. Tratamos de aportar nuestro granito de arena. Hay que mantener la esencia, y cuidar y admirar a los maestros que nos quedan.
Respecto al futuro, yo creo que el flamenco siempre está ahí, está vivo, somos nosotros los que tenemos que tratar de trasmitirlo y seguir andando el camino.