Patricia Guerrero ha sido elegida, por méritos, nueva directora del Ballet Flamenco de Andalucía. Nacida en el Albaicín en 1990, es Premio Nacional de Danza (2021) y Premio Desplante 2017 (Festival Las Minas) es una de las grandes intérpretes y creadoras de la escena flamenca contemporánea.Por Natalia del Buey. Periodista. Foto Javi Fergo.
Patricia Guerrero comenzó a bailar a los tres años en la academia de su madre, la bailaora María del Carmen Guerrero. A los quince años se incorporó al Centro de Estudios Flamencos que dirigía Mario Maya. Durante estos años ha colaborado con el Ballet Nacional de España como primera bailarina (La Bella Otero), ha recorrido el mundo con espectáculo propio y es una de las bailaoras más brillante y celebrada de su generación.
Decía Arturo Bernal, consejero de Cultura, Turismo y Deporte de Andalucía, al conocer la nueva tarea que te ha sido encomendada que eres un “referente nacional e internacional” ¿Cómo te definirías tú?
Yo creo que, en parte, podría definirme así. A lo largo de mi carrera he llevado el flamenco por todo el mundo. He trabajado en muchos festivales, tanto dentro como fuera de aquí y he tratado de llevar la “marca España” siempre. Así que, en ese sentido, podría identificarme como un referente artístico tanto de España como de Andalucía.
A propósito de la cita anterior, hace apenas unas semanas se publicaba tu nombramiento como nueva directora del Ballet Flamenco de Andalucía ¿Cómo te sientes ante este reto profesional?
Es un reto que he recibido con mucho gusto. Todo esto nace de un proyecto que yo presenté a la candidatura conociendo las responsabilidades que conlleva aceptar un puesto de dirección. Yo tengo mi propia compañía y soy directora suya, por lo que he aprendido y he visto que soy capaz de abarcar una tarea así. No solo a nivel coreográfico, sino que tengo la capacidad de gestionar un gran equipo. Además, siento que este reto ha llegado en un momento de mi vida en el que considero que lo puedo asumir. Noto que tengo las ganas y la fuerza, quizás la edad y el espíritu de hacerlo.
En 2011 ingresaste en el Ballet Flamenco de Andalucía, aún llamado Centro Andaluz de Danza, como bailarina solista. Años después regresas como directora ¿Qué dirías que hay que tener para dirigir esta compañía?
Primero hay que tener seguridad en lo que uno hace. Estar seguro de la propuesta que se presenta. Al fin y al cabo, estas poniendo tu personalidad y tu visión de la danza. Creo que el elenco de una compañía es un reflejo de los directores que han ido pasando por ella. En concreto, en el Ballet Flamenco de Andalucía este puesto se renueva cada tres años, por lo tanto, es fácil que se quede impregnado el momento vital y profesional de cada director.
Volviendo un poco la mirada hacia el pasado ¿Qué cambios ves en ti que creas necesarios para llevar un proyecto como este?
Sí que siento que he cambiado mucho, pero que sigo teniendo la misma inercia en todo lo que hago. Y creo que eso es importante saber mantenerlo. A lo largo de mi carrera, siempre he estado a gusto con lo que estaba haciendo en cada momento y he sabido llenarme de otros artistas con los que me he ido encontrando por el camino e integrado su potencial en mí.
Pensando en esa niña que llegó al Ballet con 21 años y en cómo soy ahora, creo que he vivido un tiempo de maduración. Siento que me he transformado en algunas cosas, como decía, pero que siempre voy a ser la misma bailaora que era de pequeña. Mi baile se ha definido gracias a mis vivencias y recorrido. A nivel artístico estoy en otro lugar, con otras inquietudes. Ahora mi baile tiene algo que contar, y creo que eso ha sido un cambio positivo.
A lo largo de tu carrera has compartido vivencias con muchos bailarines que han resultado imprescindibles para desarrollarte: Rubén Olmo, actual director del Ballet Nacional de España o Mario Maya, primer director del Ballet Flamenco de Andalucía ¿Son para ti referentes en esta nueva etapa?
Por supuesto que sí. He tenido la suerte no solo de tenerlos como maestros sino de trabajar juntos. Ellos son unos de los grandes creadores del Ballet y me reflejo en ellos. Para mí, y considero que para todos, son referentes. Yo he vivido con ellos todo y, por ello, soy un reflejo suyo.
En el proyecto que presenté para la dirección del Ballet Flamenco de Andalucía,
Tu candidatura fue galardonada gracias a tu obra Tierra Bendita. Este año, además, se cumplen 30 años desde la creación del Ballet Flamenco de Andalucía ¿Qué vamos a encontrar en el repertorio?
Quiero que la gente vea un ballet fresco, con el aire nuevo que trae esta nueva generación de creadores de la que formo parte. Todo el equipo que quiero que me acompañe formamos parte de esa generación, y creo que es interesante que eso quede reflejado en los años que dirija.
Dentro del repertorio, además de lo ya mencionado, me gustaría incluir una parte de recuperación de obras del pasado de la compañía. Yo he tenido la oportunidad de vivirlo y verlo casi todo, pero hay mucha gente joven que no y quiero que pueda tener la posibilidad.
En tu proyecto también presentabas una parte pedagógica ¿Qué buscas con ello?
Creo que el Ballet Flamenco de Andalucía, como institución pública, tiene una importante labor docente de acercar la danza y el flamenco a un público más joven. Todavía tenemos que definirlo, pero me gustaría poder invitarles a la sede para que vean cómo trabajamos diariamente, hacer algún espectáculo específico para ellos, acercarnos a las universidades…
Hace dos años ganaste el Premio Nacional de Danza y ahora recibes la oportunidad de este nuevo proyecto. A ojos de la gente, podrías considerarte una persona muy afortunada ¿Qué es para ti el éxito?
Me siento muy afortunada, en lo profesional y en lo personal. Pero creo que la suerte viene acompañada de la actitud con la que uno se toma las cosas. Hay que trabajar con profesionalidad y con tesón para conseguir lo que uno busca. En mi caso, considero que he ido dejando una semilla que luego he ido recogiendo. La fortuna no existe, es algo que se gana uno.
