Rueda de Prensa en Las Ventas, Sala Cossío, para dar a conocer el espléndido cartel flamenco «San Isidro 2019» de Casa Patas. El acto fue presentado por Martín Guerrero, Secretario y Patrono de la Fundación Casa Patas y Antonio Benamargo, programador del ciclo. Contó además con la participación de Pedro El Granaíno, cantaor flamenco y Tomás Campos de Diego, matador de toros. Por Pedro Lorenzo de Castro, periodista.
Martín Guerrero inició el acto de este ciclo dando las gracias al delegado de Las Ventas, al Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, entidad colaboradora, a la SGAE, a la Junta de Extremadura y a todos los asistentes. Comentó Martín, que una vez concluido esta sexta edición, habrán pasado unos 400 artistas en los 240 recitales y más de 12.000 espectadores. Resaltó la conexión existente entre el mundo del toro y el flamenco, así como la importancia del paso por Madrid de toreros y flamencos.
Antonio Benamargo desgranó el cartel de lujo en el que el veremos al cantaor de Granada, Pedro El Granaíno que inaugura el ciclo el 10 de mayo, la cantaora de Triana, Esperanza Fernández el día 11, La Cañeta de Málaga, el 17, el cantaor de Jerez, Jesús Méndez, el día 18. El jueves 23 de mayo, Antonio Reyes, de Chiclana, con Diego del Morao a la guitarra. María Terremoto, el 24, y el toledano Israel Fernández, el 31 de mayo. El día 1 de junio, estará la vallecana, Filo de los Patios. Nano de Jerez, el 7 de junio, y para finalizar, el sábado 8 de junio, Cancanilla de Málaga.
Benamargo destacó la presencia de sabia nueva como María Terremoto e Israel Fernández junto a la veteranía de La Cañeta y Nano de Jerez. Dijo a continuación que Pedro El Granaino estaba aquí para hablarnos de su afición a los toros y Tomás Campos de Diego, el matador de Llerena para hacer lo propio de su afición al flamenco.
El cantaor dijo que era un cartel de lujo y que podría ser el del mejor festival del mundo aunque faltase alguno y que la afición le venía de su abuelo, natural de Camas, Sevilla, que iba al colegio con Curro Romero; y de un disco de Camarón que cayó en sus manos y le cambió la vida. Nos regaló un fandango taurino a capella, muy sentido y dio paso al torero.
Tomás dijo que como mejor expresa el flamenco es toreando y que desde chico escuchaba en el coche de su padre al Cabrero, Camarón y Morente, y que aunque le gustaba mucho, Dios no le había dado ese don. Martín, le preguntó, “¿se pude decir que tú toreas por soleá?” A lo que el diestro contestó que en cierto modo sí, cuando estaba concentrado con según qué suerte.
Martín: ¿Se pude sentir uno diferente , según qué plaza? “Sí, en una plaza más pequeña o en el campo, a veces hago cosas increíbles, en Madrid, se es más irregular”. De esa misma opinión era el cantaor que sostiene que en pequeños espacios, peñas o colmaos se arriesga más, hay menos miedo escénico que en sitios más grandes o plazas en las que es mayor la responsabilidad.
Preguntó Benamargo qué plaza es la que suena mejor y mejor huele, a lo que el matador contestó sin titubeos, La Maestranza, en Sevilla.
“Pedro, si Tomás torea por soleá, ¿con qué palo sientes tu más la estética y emoción del toreo?, le pregunté, respondiendo el cantaor «con la soleá y las seguriyas, pero para mis adentros, cerrando los puños y también se da sobre todo en el baile por bulerías con el movimiento de los brazos emulando a las banderillas».
Así, a grandes rasgos contada, transcurrió esta presentación de un Ciclo Flamenco por derecho, Isidril y cabal, ya saben en la Sala García Lorca, como en familia, vamos.