Son muchos los que aprovechan las fiestas navideñas para visitar otros puntos de la geografía nacional en busca de atractivos únicos y de carácter identitario. Juan Garrido, periodista.
Así es la Navidad, todo se vive con una intensidad especial en lo sentimental. Los olores, los sabores, los colores, los sonidos, los paisajes… definen a cada pueblo en estas fechas. Jerez es sin duda la capital de la zambomba, fiesta denominada desde 2015 como Bien de Interés Cultural, que basa su sentido en la convivencia del gentío mientras se cantan villancicos de siempre, católicos o paganos, bajo el soniquete de instrumentos como la pandereta, el almirez, la sonaja y la propia zambomba. El corpus lírico de la Navidad en Jerez es tan amplio como rico, como pasa en localidades vecinas como Arcos de la Frontera, viviendo en estos momentos una renovación gracias a autores que suman sus particulares creaciones dándole fuerza a la fiesta. Unos se parecen más a lo que hubo y otros se acercan más a lo que habrá. Lo que está claro es que las calles y plazas de esta tierra, sus peñas flamencas y otras asociaciones de distinta índole aprovechan diciembre para celebrar su zambomba, consiguiendo así una entrañable reunión ante la evidente tradición, recordando así tiempos pasados, personas que ya no están y, sobre todo, disfrutando de un rato de alegría. Hay pestiños, roscos, anís, vino dulce… se comparte, se canta y se baila en coro alrededor, en ocasiones, de una gran fogata como ocurría en los patios de vecinos de los barrios históricos de Jerez, orígenes de esta tradición.
Eso sí, cuidado con meterse en algunos bares, restaurantes, pubs o lugares de ese corte que titulan su programa de actos bajo el epígrafe zambomba sin cumplir en ningún caso con las bases que hace única esta fiesta. Pistas para huir de una no zambomba: no debe haber megafonía, los precios en la barra deben ser populares, los villancicos tienen que ser participativos y no hay escenarios. Por último, paseen por el centro de la ciudad y en cualquier rincón puede originarse una reunión espontánea en la que de seguro disfrutarán más de lo esperado.