A diario, sobre la pulida madera de los tablaos, hay (había, veremos cuando retorna) una cita con una estirpe de artistas que llenan de color y compás la maquinaria mágica del flamenco. Esos que dejando afuera los cotidianos quehaceres se entregan a ofrecer su arte para alivio y disfrute de los demás, los llamados cuadros flamencos, el cante, el toque, las palmas, el baile de tablao. Contratados fijos o mercenarios artísticos, por horas, días e incluso fiestas privadas, sus anhelos remontan el vuelo en un panorama flamenco en el que no siempre se es consciente de que los grandes, muchas veces, se sientan atrás. Por Juan José Leonor
Por ellos comenzamos una serie de entrevistas con las que deseamos adentrarnos en el día a día del flamenco de jornal. Jornaleros del arte que en su mayoría provienen de sagas cantaoras, en las que han aprendido desde su más tierna infancia los secretos del compás, de cómo encandilar una fiesta y de saber estar a la sombra de los que poseen la memoria flamenca. Ahora, en tiempos de pandemia y espera, mantienen el compás sujeto a la incertidumbre, esperando una nueva normalidad que permita abrir las puertas de nuestro entrañable y deseado flamenco a un público deseoso de mitigar tan largo desplante.
Manuel de la “Nina”, cante de Jerez en los tablaos de Madrid. Foto de Leafar Soirrab
A Manuel (Jerez 1995), el “de la Nina” le viene por su abuela, pero anteriormente su nombre fue de Manuel de “la Chochete”, su madre. Fue su primo Manuel Parrilla en una de sus apariciones en los Viernes Flamencos de Jerez, donde a causa de la risa que provocó su presentación en el escenario, junto a Juanillorro, que en Gloria esté, y su tío El Quini, le sugirió ponerse “el de la Nina”. Es sabida la importancia de los motes en Jerez, El Zambo, El Capullo, El Torta, La Macanita, La Piriñaca…“así que para evitar la consabida guasa me cambié el mote”.
- ¿De dónde te viene el cante?
Soy descendiente directo de Juanito El “Mojama”, uno de los creadores del cante más importantes de Jerez, que era primo hermano de mi bisabuela, “la abuela Manuela”. Mi primera ocasión de cantar la tuve con mi tito Moraito Chico, en una obra que se llamó “Trilogía”, en la Bienal de Sevilla, en el Teatro Lope De Vega. Había una parte que era como la gañanía, que fueron lugares en donde metían a los gitanos a dormir después de las jornadas en el campo. Era el típico papel del niño que cantaba y bailaba, y ahí debute cantando una bulería, en el elenco estaban Fernando de la Morena, Luis “El Zambo”, Tía Maria Bala, La Macanita. Ahí es na…
- ¿Tú crees que el cante se aprende o que ya lo llevas de nacimiento?
En lo que a mí me toca, ya lo tenía, pero claro, lo tomaba como un juego, pero la transmisión se tiene o no se tiene, aunque aprender se puede, el cante lo da Dios, es una cosa que ya viene contigo.
- ¿Quiénes han sido tus maestros, los que han marcado tu cante?
Yo me juntaba con Terremoto hijo. Fue con el que aprendí los cantes, me puso primero con los fandangos, después la seguiriya y luego con las malagueñas del “Mellizo”, luego hice un repertorio con él en la peña de su padre, Terremoto de Jerez, ahí me dio la alternativa y ese fue un poco el comienzo de mi carrera como cantaor.
- ¿Cuál es la diferencia más destacada de cantar atrás y “adelante”?
La diferencia es grande pero necesaria, el cante de atrás te aporta más recursos con los que sujetar el cante “adelante”, te puede ocurrir de quedarte en blanco y siempre vas a tener un apoyo o un respiro contando con el cuadro, pero alante estás solo, la concentración, aunque siempre es necesaria, cuando estás cantando tu solo con tu guitarrista es más intensa.
- ¿Las letras van surgiendo dependiendo del momento o ya están marcadas desde un principio?
En el tablao todo es improvisado, no hay nada hecho de antemano, puede haber detalles, algún tema que ya esté previamente hablado con el bailaor o bailaora, pero por lo general hay mucho margen para la improvisación, también es cierto que como se hacen muchos pases vas conociendo los gustos y arranques de los bailaores y es más fácil, de alguna manera, complacerlos, quiero decir provocarlos para su lucimiento.
- ¿Es imprescindible para un cantaor pasar por el cante de atrás?
Imprescindible no es que sea, pero siempre tendrás una carta más si tienes los recursos que aporta. De hecho, yo creo que la mayoría de los cantaores que conocemos ya encumbrados han pasado por esta experiencia, tu fíjate que Antonio “El Chocolate” le cantaba a “Farruco” el viejo, y le cantaba a Matilde Coral, o Chano Lobato, un señor del cante y que atrás era único.
- ¿Quién te ha emocionado de los que hayas cantado para que te baile?
Las dos veces que le he cantado a Farruquito me ha hecho sentirme muy bien, para mí es toda una referencia, mi ídolo. También con José Maya, baila muy bien, un flamenco muy gitano, la primera vez que coincidí con él en el Tablao Cordobés, hizo soleá, miró así… y me dijo, vamos Manuel, hijo, échame una letrita, me impuso mucho y la verdad es que lo disfruté, de esas veces que sientes el baile con mayúsculas.
El bailaor, igual que el cantaor, ¿tiene el poder de incitar la inspiración?
Es reciproco, tienes que estar pendiente de él y él de ti, es una percepción y a la vez saber interpretar los momentos para pellizcar, tanto tu a él como el a ti.
¿Está bien pagado el cante atrás?
Bien pagao… digamos que se puede mejorar, se puede vivir de ello y de hecho exceptuando unos cuantos cantaores que tienen el triunfo asegurado, los que más vivimos de esto somos los cantaores de atrás, somos muchos cantaores y hay pocas posibilidades de cantar adelante, por ejemplo, Enrique el Extremeño, un maestro del cante para atrás, José Amador, en fin… Poco a poco nos tenemos que ir haciendo un huequecito y a través del cante de atrás vamos madurando y cogiendo experiencia.
- ¿Cantar atrás, entonces, es un impulso para ir forjándote un futuro en el cante de alante?
En algunas ocasiones sí, pero ojalá hubiera más oportunidades. Están los festivales, pero en casi todos son los mismos artistas contratados, que son los más conocidos, los que recaudan con seguridad, está claro que son buenos, no hay duda de ello, pero se deberían dar más oportunidades a los nuevos cantaores, arriesgar un poco por los que venimos y estamos en esto.
- Por ejemplo, ¿programar algún tipo de festival o reunión en los que el cante de atrás fuera el protagonista?
Totalmente, si es que en mi tierra, Jerez, comenzamos cantando adelante, mira mi Enrique “El Remache”, Rafael “El Zambo”, “El Berenjeno” que ahora canta “adelante” también, todos estamos ahí, pero ¿qué haces?, esperar a que salgan cositas… tienes que buscarte la vida, todos tenemos que vivir, además, te tiene que gustar mucho el baile, como no te guste el baile pasas fatiga, no te encuentras, y al bailaor le tiene que llegar también lo que tú haces, si no…
- ¿Estás en un solo tablao en Madrid?
Mi lugar de referencia aquí en Madrid es el Tablao Villa Rosa, pero voy a donde me llaman. Es variable, pero canto prácticamente en los más importantes tablaos de Madrid, la verdad es que no me puedo quejar de mi llegada aquí, que ahora va a hacer un año y medio.
- ¿Tienes entre tus proyectos grabar algún disco o debutar como cantaor de alante?
Sí, estoy en ello, lo llevo fraguando un tiempo, tengo estructurados los cantes, tengo el trabajo muy avanzado, pero esto hay que tomarlo con calma, poco a poco,
Sonia Cortes: El caudal flamenco. Fotografia de Stéphane Barbier
- ¿Cómo comenzaste a cantar?
Me viene de familia, mi padre es guitarrista y mi abuelo también lo fue, soy perteneciente a una dinastía llamada los “Pucheretes”, guitarrista de Carmen Amaya. Por la parte de madre, somos “Los Remolinos”, también guitarristas, y alguna bailaora, como mi tía, Carmen Cortés. Yo empecé en el cante por error. Antes bailaba, tengo la carrera de danza, con la que te tiras diez años bailando, pero siempre me gustó mucho cantar y en una ocasión se puso mala una cantaora estando en un cuadro y tuve la oportunidad de sustituirla, se ve que no me salió mal del todo y empecé ya a intercalar el cante con el baile. Me decían, qué bien canta esta bailaora y que bien baila la cantaora, fue un poco por accidente, pero así son las cosas.
- ¿Y te gusta o es por necesidad?
Me gusta, me gusta cantar atrás, por supuesto también canto “adelante” pero es diferente, a lo mejor todavía no ha llegado el momento de dar ese paso y atrás tengo más experiencia, también por mi carácter tímido me siento más arropada, no dejas de ser protagonista en un segundo plano. Me divierte el pensamiento el proceso de adivinar o intuir en cómo lo va a hacer el bailaor para acertar qué tipo de letra le va a venir bien, o bien para descansar o bien para que disfrute. Estar continuamente pensando me resulta muy divertido, me hace sentir muy viva.
- ¿Las letras, van brotando con el baile?
Sí, según el baile se desarrolle, la guitarra también es muy importante. Si hace melodías como muy suaves, crea un ambiente digamos más misterioso, pues no pegaría que yo diera un arranque muy fuerte y romper ese momento tan perfecto. También tienes que estar muy pendiente de las palmas, estar totalmente sincronizado, porque a veces, puede ocurrir, que alguien del grupo se te adelanta, así que tienes que estar con los oídos muy abiertos, atenta siempre de cómo se desenvuelve la escena.
- ¿Hay que cantar atrás para ser una cantaora completa “adelante”?
El que ha estado atrás puede estar “adelante”, el que siempre ha estado adelante lo tiene más complicado. Digamos que es una etapa muy conveniente para cualquier cantaor. En el flamenco el compás es imprescindible, y se consigue llevarlo aquí, en un tablao, con los palmeros y en este ambiente. El que no ha pasado por esto tiene una laguna muy grande y en algún momento se le ve esa falta.
- ¿Qué diferencia, entonces, hay entre el cante de atrás y el cante de adelante?
El cante atrás es un dialogo, entre la guitarra, el cante y el baile, una conversación fluida o bien de pelea, de amor…, pero en el cante adelante, eres tú la que mandas, la que llevas el control, el guitarrista te sigue, no es tanta conversación, atrás eres uno más, dependiente de lo que ocurre, estás dentro de un guion y en conjunto el resultado es una explosión flamenca en la que entran en juego todos los elementos que dan sentido a una fiesta o a una ceremonia flamenca.
- ¿Está bien remunerado el trabajo en un cuadro flamenco?
Regular, somos los obreros del flamenco. Bien pagado no está, pero como somos buena gente, te comportas, estás a tu hora, no bebes, no la lías y encima cantas bien. A mí no me falta trabajo, pero son sueldos muy chiquititos, por lo que tienes que hacer muchas galas para completar un sueldo respetable, son muchas horas en tablaos, eventos que se hacen con la comunidad de Madrid, exámenes, muchas cositas sueltas.
- ¿Tienes entre tus inquietudes de grabar un disco y presentarte como cantaora única?
Me encantaría, estoy esperando el momento oportuno, llevo tiempo con la idea de grabar un disco pero tiene que madurar, despacito y a compás.
- ¿Quiénes son tus referentes flamencos?
Desde muy chiquitita llevo escuchando a Camarón, en esas cintas de casete en el coche, no escuchábamos otra cosa. Ya con el tiempo se fue abriendo y escuchaba a Remedios Amaya, La Susi… luego para aprender y como mi padre es un buen maestro recurría a él para completar cantes como la Caña, o a aclarar matices sobre ciertos cantes que se me resistían. Otro artista al que escucho es Antonio Mairena, aunque es un poquito frío hacía los cantes perfectos, muy sencillos para cuando necesitas estudiar un cante.
- ¿Tú ya tenías la voz, se aprende el cante o se lleva de nacimiento?
Se aprenden los cantes, el sentido, pero la voz la tienes que tener, por lo menos tenerla afiná, luego puedes corregirla, trabajarla, pero tienes que tener una voz por lo menos adecuada para el flamenco. En mi caso, la tengo muy “rozá”, con arena, flamenca.
- ¿Qué propondrías para que todos los cantaores de atrás tuvierais la oportunidad de ser escuchados por un gran público?
Es difícil, pero se me ocurre el poder juntarnos todos los que estamos dando este caudal flamenco en un “Festival de cante de atrás”. Sería ideal porque así nos fijaríamos en otros, además el cante en la mujer, cuando cantas con un hombre aumenta la dificultad, por los tonos, es dificilísimo cantar en su tono porque tienes que estar constantemente pendiente de que letras valen para el tono del hombre, pero que sean notas muy altas. Por eso el poder estar todos reunidos en un ambiente adecuado puede ser muy gratificante y artísticamente de mucha calidad.
- ¿Cómo se lleva el día a día en un tablao?
Normalmente existe mucho compañerismo, siempre hay alguien que puede ser más exigente, o que tengas un día más bajo, porque no todos los días estás al cien por cien. Vienes a veces cansada de todo el día trajinando, en la casa, en fin… las cosas cotidianas. Yo me tomo un café antes de subir al escenario y me pone las pilas, porque es así, tienes que dar lo mejor cada día, somos flamencos y no hay espacio para titubeos.
José Del Calli: Desde el canasto, en el flamenco. Foto de Toni Blanco
“Yo vengo de familia de artistas, mi padre es cantaor, mis tíos cantaores, mi hermano percusionista, mi hermano pequeño también es percusionista. Soy de Córdoba y mi familia también es cordobesa. Yo he estado desde el canasto hasta hoy siempre en el entorno flamenco, comencé como percusionista acompañando a mis tíos y trasteando por el tablao La Bulería de mi ciudad, aprendiendo de aquí y de allí.
- ¿Siempre has cantado atrás o es una cuestión temporal?
Canto delante también, y como a todos los cantaores me gusta cantar alante, pero está difícil, puedes hacerlo en las peñas, concursos, pero hacerse un hueco va despacio. Por otro lado, el cantar atrás es muy completo, reúne todo, compás, ritmo, el estar pendiente del bailaor, ser un peón en ese momento, me refiero a poner tus sentidos al servicio de los demás artistas.
- ¿En qué consisten esas diferencias?
En el cante adelante tu eres el que manda, la guitarra te va sirviendo a ti, puedes hacer la letra que tú quieras, te puedes aliviar de un cante, respirar cuando lo veas conveniente, relajarte, en cambio el hacerlo atrás estás sometido a unas letras que le vienen bien al bailaor, a unos patrones en los que entran más artistas y en el que tienes que ser uno más, se trabaja en equipo para crear un conjunto.
- ¿Es entonces una escuela de aprendizaje el estar atrás para un cantaor?
Es fundamental, de hecho, yo creo que todos los grandes artistas del cante han pasado por esta experiencia, es prácticamente una obligación si deseas cantar adelante.
- ¿Quiénes son tus referentes flamencos y que palos te gusta más cantar?
Camarón, Enrique Morente, Mairena, Fosforito me gusta mucho… los maestros que forman el pilar de lo que es el cante flamenco. Los palos en los que yo me encuentro más a gusto son los de mayor jondura, la soleá y la seguiriya, y aunque resulte raro, la bulerías, los cantes festeros, los canto porque los tengo que cantar, pero prefiero los serios, las mineras, cantes de levante, las malagueñas.
- ¿Está valorado el cante atrás, está bien pagado?
Se podría mejorar, debería estar mejor mirado, porque lo mismo cuando vamos cantando adelante tenemos que mirar bien al guitarrista, es tu escudero, ya que es un setenta por ciento de lo que tú hagas estando los dos solos en un escenario. En el cuadro tiene que haber una conexión entre el guitarrista, el cantaor y el bailaor. El cantaor tiene que enervar al baile para que pueda sacar todo su arte, por eso creo que debería de estar un poco mejor pagado.
- ¿Se corre el riesgo de que te encasillen como cantaor de atrás y dificulte luego tu carrera en solitario?
No tiene por qué, hay mucho flamencólogo que puede dar su opinión sobre fulanito o menganito, diciendo que, ese cantaor le va bien el cante atrás, pero se puede estar en los dos sitios. Hay que dar oportunidad de mostrar tus conocimientos “adelante”, en el mismo momento en el que te sientas en la silla con tu guitarrista al lado, ya cambia totalmente la percepción y te rebuscas de otra manera, dando cante de primera.
- ¿Cómo plantearías sacar el cante de atrás y exponerlo a un gran público?
Bueno, están las peñas y los festivales de verano. En todos estos eventos debería haber un hueco los cantaores de a diario, puesto que son lugares en el que la afición pueda apreciar los valores que puedan tener un futuro en el cante. Quizás no vendría mal un festival de cante de atrás, para que se pudiera valorar un arte que a pesar de estar en la sombra es el caudal flamenco que mueve el molino de muchas pasiones y una de las ofertas flamencas más importantes, dando así un impulso a todos aquellos que a diario ponemos nuestro cante, toque y baile en manos de un público ilusionado con el flamenco.
- ¿Cuántos pases haces al día en tablaos?
En Madrid llevo un año viviendo y prácticamente he trabajado en todos los tablaos, se suele hacer dos, tres pases y hasta cuatro.
- ¿Es preferible estar en un cuadro o es preferible ir cambiando?
No me gustaría estar fijo, por lo menos a mí me gusta ir cambiando y aprender de unos y de otros, intercambiar letras e impresiones, creo que amplía y fortalece tu formación y además convives con artistas que te proporcionan sus experiencias, creando unos vínculos muy sanos que hacen que te sientas más vivo, más libre.
- ¿Tienes entre tus proyectos grabar algún disco?
Sí, estoy grabando, allí en el estudio de mi hermano en Córdoba, es verdad que no tengo mucho tiempo pero lo vamos haciendo con las escapadas que puedo ir sacando, entre trabajo y trabajo, estamos maquetando y se están sumando los colegas, como Vicente Amigo y otros colaboradores muy interesantes. Será un disco dentro de lo ortodoxo, muy flamenco, una grabación como las de toda la vida, sin grandes arreglos fuera de lo que es el flamenco cabal.
Por último, José ¿Te gustaría cantarle a algún bailaor o bailaora en especial?
He tenido la suerte de colaborar con grandes artistas. Los que más me han impresionado han sido Belén Lopez, Gema Moneo y Farruquito, “El capitan”, la verdad es que en estos momentos no tengo inquietudes por cantarle a nadie en particular, estoy abierto a lo que venga y a disfrutarlo, hay muy buenos artistas del baile y sé que tarde o temprano coincidiré con ellos.