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Maestros del baile flamenco

Maestros del baile flamenco, leyendas vivas

Grandes maestros, leyendas vivas del baile flamenco, un patrimonio cultural y artístico inagotable. Estos maestros artistas guardan en su mente, su cuerpo y su corazón el secreto del duende, y su misterio. Por María Arjonilla, Zoco Flamenco (continuación del texto publicado en All Flamenco). Foto: Manolete por @NaomiUeta

EL GÜITO, EL BAILE ESENCIAL POR SOLEÁ

Eduardo Serrano Iglesias, El Güito (1942), es la gran figura que Madrid ha dado al baile flamenco. Baila desde los cinco años, y a los dieciséis ya le otorgaron en París el Premio Sarah Bernhardt, al mejor bailaor del mundo. Fue alumno de La Quica y de Antonio Marín y comenzó su carrera profesional con Pilar López. Ha bailado con el Ballet Nacional de España, con la compañía de Manuela Vargas y el Ballet Español de Madrid. Miembro del Trío Madrid junto a Mario Maya y Carmen Mora, ha encabezado sus propias compañías de baile. Creador de montajes como el que dedicó a Carmen Amaya, el titulado Raíces Gitanas o el Flamenco Puro, y coreografías únicas por soleá y farruca para la historia. El Güito ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera: el Galardón Calle de Alcalá, del Festival de Madrid, La Giraldilla,  el del Festival de Mairena, y este último reconocimiento a su trayectoria, concedido por el Ministerio de Cultura, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2014,

El Güito, una  de las grandes figuras del flamenco sigue en activo, como maestro de bailaores que quieren perfeccionar la soleá o la farruca dando clases magistrales en Torrelodones y Amor de Dios, y con alguna actuación esporádica, como invitado en los grandes festivales.

Cuando se le pregunta al maestro qué ha cambiado en todos estos años en el baile, en el arte flamenco. El Güito afirma categórico “Ha cambiado todo. Desde la forma de relacionarnos los artistas a la forma de vivir, de bailar… Recuerdo una época en Madrid en los inicios, cuando compartíamos apartamento unos cuantos artistas.  Llegaba Sabicas y nos decía ¨vamos a templar un poquitico la guitarra” –que él era muy maño, muy “salao” hablando-, y empezaba a trastearla y no encontraba el momento de dejarla. Y nosotros encandilados, cansaditos de darle al taconeo en el tablao de turno, pero sin poder parar. Qué noches más entrañables, qué alegría y qué ganas de estar unos con otros…”. Los tiempos cambian, pero el arte queda.

La Tati, la Escuela de Madrid

Francisca Sadornil Ruiz, La Tati (Madrid, 1945), representa al baile flamenco de Madrid, su escuela. Cuenta que le cortó el cordón umbilical una gitana de Córdoba, que cantaba muy bien, y que en su casa se tocaban instrumentos, se cantaban jotas, había arte, pero no precisamente flamenco. Supo entenderlo realmente cuando empezó a trabajar con doce años en el tablao Zambra. Allí estaba Rosita Durán y Perico el del Lunar a la guitarra, y empezó a escuchar los cantes, ver a grandes bailaores y bailaoras de donde iba aprendiendo hasta alcanzar su personalidad propia.

La Tati es bailaora y maestra, y todo un emblema de la Escuela Amor de Dios. Su entender le dice que “El flamenco está fusionado desde la raíz, porque es un compendio, una amalgama de culturas: la árabe, la judía, la de los gitanos… está fusionado desde la raíz. Pero para fusionar hay que hacer primero el clásico”.

Orgullosa de Madrid, aunque dolida por el olvido que desde hace años se tiene por el flamenco en la capital, y en concreto de los artistas flamencos que ha dado la ciudad como ella misma y otros muchos: “Madrid es la cuna del flamenco, los mejores festivales del mundo han estado en Madrid… no porque hubiera muchos artistas, sino porque aquí se han hecho, se han formado y han salido prácticamente todos, desde Antonio Chacón a Morente, Camarón, Paco de Lucía, Manolete, Mario Maya…Todos se han formado aquí, el ballet nacional aquí, la cumbre flamenca aquí, los grandes festivales de flamenco aquí… Porque Madrid es de donde salían todos los espectáculos del mundo”.

Como maestra y coreógrafa ha sido invitada por el Ballet Nacional de España durante la dirección de Antonio Ruiz Soler; el Ballet Hispánico de Nueva York; la Universidad de Alburquerque (Nuevo México); o el Spanish Dance School de Londres.

La Tati es una leyenda en activo del baile flamenco de la capital, personalísima, dotada para la docencia como pocas, y muy cercana, solo hay que asomarse por Amor de Dios y allí nos encontramos a la maestra.

“Manolete”, el maestro del Sacromonte

Manuel Santiago Maya, “Manolete”, nació en Granada en 1945, en el seno de una de las dinastías flamencas más importantes de la historia, los Maya del Sacromonte. Con 7 años se inició en el baile: “el hambre me condujo al baile, como a todos lo que bailábamos en esa época en las zambras que se celebraban en las cuevas del Camino del Monte”. A los quince años marcha a Madrid, llamado por su hermano, el guitarrista Juan Santiago Maya «Marote», que ya tocaba en los tablaos de los 60: Cuevas de Nemesio, Torres Bermejas…

Allí coincidió con los grandes bailaores de la época: Antonio el Bailarín, Pilar López, Antonio Gades, Mario Maya o El Güito, de los cuales aprendió el baile flamenco encima de un escenario: “No era lo mismo moverte en dos metros cuadrados, en la cueva, que bailar en un teatro con todo ese espacio, o el efectismo del tablao…”. Pasados unos años de formación al pie del baile, hacia 1970 le contrata la compañía de Manuela Vargas, con quien giró por toda Europa, América, Japón.

Aprende la Farruca de mano de El Faíco y El Gato, de la dinastía de Los Pelaos de Madrid. En 1980 fue reclamado por el Ballet Nacional de España, que dirigía Antonio Gades, como bailaor principal de flamenco. En 1992 crea su propia compañía con la que gira por el mundo. Vive en Japón durante años: “Japón es especial, valoran el flamenco, les gusta a rabiar… tengo grandes amigos allí y muy buenos discípulos, como Kojima Yoko Matsubara o Nana Ikariama”.

Tras su prolongado periplo internacional, regresa a España ya cosechando éxitos, con espectáculos como “Flamenco soy”, “El amor brujo”, y junto a El Güito, “Sólo flamenco”. Premio Nacional de Danza, Premio de Tío Luis, el de la Juliana, del Colegio Mayor de Isabel de España, entre otros.

En su Escuela Internacional de Flamenco «Manolete», en el auditorio La Chumbera de Granada, sigue activo, impartiendo master class “una modalidad de la que fui el primero en ofrecer en España”. Su forma de entender el baile, sobrio, elegante y macho hacen que hasta Granada vayan decenas de alumnos en busca del flamenco puro para aprender la farruca y la seguiriya del bastón en una silla: “El flamenco en Granada siempre ha sido grande. Hubo unos años que nos tuvimos que ir todos a Madrid pero la Escuela, la identidad, aquí estaba y aquí permanece… La escuela me permite estar siempre en forma, no he parado de ensayar y dar clases. En el baile flamenco tienes que transmitir, tienes que bailar con el corazón y llegar a la gente. Lo demás es gimnasia”

MANOLO MARÍN, REY DE TRIANA

Manuel Domínguez Marín nació en Sevilla en 1936, y se le considera uno de los bailaores más importantes de todos los tiempos, pero sobre todo, es uno de los profesores de baile más influyentes de la historia. Por su academia han pasado casi todos los bailaores profesionales contemporáneos a aprender el tango de Triana.

Y es que Sevilla es famosa en el mundo por su escuela de baile y sus grandes artistas de la danza, que fueron destacados por todos los viajeros románticos que vinieron en el XIX a buscar lo más exótico de nuestra cultura musical y dancística. Esta tradición va dando grandes maestros que perpetúan esa forma elegante y graciosa de bailar como se baila en Sevilla.

Manolo Marín es reconocido internacionalmente por sus trabajos como coreógrafo, destacan sus montajes para la bailaora sevillana Cristina Hoyos, para la Compañía Andaluza de Danza, para el Ballet Nacional de España, para la película Carmen de Carlos Saura o para Azabache, espectáculo creado para la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Desde hace treinta años, dirige en Sevilla una de las academias con más renombre en el baile flamenco, por la que han pasado alumnos que actualmente son figuras como Cristina Hoyos, María Pagés o Rafael Campallo.

“En todo lo que se refiere al baile me siento muy afortunado, si naciera otra vez no quisiera hacer otra cosa sino bailar. Cuando estoy delante de mis alumnos me siento muy importante. En mis clases estoy transmitiendo algo de mi mismo”.

Manolo es Triana es espontáneo, libre: “Triana para mi es la patria chica, aquí siento mi paz y me siento el rey de mi mundo”. En la actualidad compagina los cursillos internacionales con las clases de su escuela en Triana. Ha recibido el Premio Nacional de Honor «A la enseñanza en el baile flamenco», otorgado por la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, y en el Conservatorio Profesional de Danza de Sevilla «Antonio Ruiz Soler» se ha inaugurado un aula que lleva rotulado su nombre, Manolo Marín.

Angelita Gómez, marca cien por cien Jerez

Nacida en Jerez de la Frontera, Angelita Gómez empezó a bailar flamenco con apenas cinco años con María Pantoja, La Gitana Blanca y Sebastián Núñez, que le enseñaron las claves del baile jerezano. Con 11 ya actúa en público por lo que se la consideró niña prodigio, al dominar estilos difíciles como la soleá, seguiriyas, farrucas y bulerías.

Angelita Gómez ha bailado en numerosos cuadros flamencos, en España, en Europa y en América y con las principales figuras de Jerez: Terremoto de Jerez, Tío Borrico, con Sernita de Jerez o El Sordera.

Su baile, especialmente en la bulería de Jerez, la hace destacar como bailaora y como maestra en los cursos de verano de la Cátedra de Flamencología de Jerez, en su propia Escuela, y en los cursos que organiza el Festival de Jerez.

Su maestría ha sido reconocida por su ciudad, por la Federación Provincial y Local de Peñas Flamencas, y con el Premio Nacional de Enseñanza del Baile Flamenco, por Cátedra de Flamencología de Jerez, y Premio Demófilo, de Arte Flamenco otorgado por la Fundación Machado.

Angelita Gómez, que pronto verá su libro biográfico en la calle´, es hoy reconocida por su larga trayectoria artística, su dedicación a la enseñanza, la habilidad para transmitir y la excelencia de su baile, marca cien por cien Jerez.

  • Documentación:

Tratado de la bata de cola: Matilde Coral, una vida de arte y magisterio”, de Ángel Álvarez Caballero.

Entrevistas Blanca del Rey y El Güito, Rosa Pérez, Revista Zoco Flamenco nº1, junio, 2015

Angelita Gómez, Conferencia Jose María Castaño Trastablaos, Cicus, abril, 2016

Entrevista La Tati, Berta Ferrero, El País, 20 febrero, 2019

“El flamenco que viví” (2009)

Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía

Diccionario Enciclopédico del Flamenco, Blas Vega y Manuel Ríos (1988)

 

 

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