Saltar al contenido
Para el estudio: La “Siguiriya” de Frijones y Antonio Mairena

Para el estudio: La “Siguiriya” de Frijones y Antonio Mairena

José María Castaño. Director Los Caminos del Cante. Onda Jerez.

A la luz de los datos que arrojan los investigadores José Manuel Martín Barbardillo y Manolo Bohórquez podemos concluir que este año, tan lleno de efemérides flamencas, se cumple una que posiblemente pasará desapercibida: los 100 años del fallecimiento del cantaor jerezano Antonio “Frijones” (Jerez, 1846 – 1907) a quien se le adeudan algunas recreaciones muy importantes.

En este ámbito la flamencología siempre lo enmarcó como un gran recreador de soleás; no en vano se le adeudan hasta 4 estilos diferentes y junto a La Serneta, su tía, erigió el más alto monumento de este cante en las lides jerezanas. En otro artículo nos detendremos en ellas con mayor atención.

Pero hoy nos vamos a referir a una siguiriya cuyo rescate debemos al maestro Antonio Mairena y que despierta un gran interés entre los aficionados por su singularidad. La siguiriya se integra en un disco LP que el maestro de los Alcores edita para la Casa Ariola en 1972 con el título de “Antonio Mairena y el Cante de Jerez”. Hasta ese momento nada de sabía de la atribución de una siguiriya a Antonio Frijones.

Mairena la graba con la letra: “Al moro yo me voy / por no verte más/ porque dobles son las grandes duquelas / que me haces pasar”

Siguiendo, como es preceptivo en este campo, a Luis y Ramón Soler concluyen tras un profundo estudio que se trata de una “versión jerezana de los cantes del Nitri” ya que, al parecer, Frijones lo aprendió este cantaor y la estructura musical quedó en el repertorio de su máximo seguidor que fue Tío Juanichi “El Manijero”, al que según me confesó en cierta ocasión Enrique Manuel Soto (hermano de “El Sordera”) le decían “el Frijones chico” por la devoción que le mostraba. No conviene olvidar que El Nitri, aunque por muy poco tiempo, recaló en Jerez donde falleció en la calle Acebuche.

Por lo que respecta al significado de la letra podemos encontrar dos hipótesis: la primera parece indicar que “irse al moro” quiere significar en términos flamenco “irse lejos” como se utiliza en otras letras “a tierras de morería”, a las “minas de Egipto” o a “los montes de Armenia”; la segunda, y siguiendo de nuevo a Los Soler, la cantaora Tía Anica La Piriñaca hablaba en sus memorias de una “Venta del Moro” donde se reunía con Borrico, Sernita y otros cantaores jerezanos de la época. La Venta estaba regentada por un primo de El Gloria al que conocían como “El Moro” y que estaba casado con una hija de Juanichi llamada Luisa Parrilla.

Sea como fuere a tenor de la estructura de esta siguiriya estaríamos ante una de esas recreaciones propias de Antonio Mairena que por la circunstancia que fuera no quiso atribuirse y la “cedió” a Frijones, dado que alguna diferencias con una muestra doméstica hallada en el seno de la familia de Juanichi. Ya comentaba José Manuel Caballero Bonald en el prólogo del disco que éste nacía “por la asombrosa capacidad de recreación de Mairena… desde la supervivencia de estilos conservada en la más rigurosa intimidad doméstica”.

No sabemos las razones que tuvo Antonio Mairena para no adjudicarse a sí mismo ninguna de sus versiones cantaoras pero este año, coincidiendo con el centenario de la muerte de Frijones, no hemos querido dejar pasar por alto.

Diseñado por Nubemedia.