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ROCÍO MOLINA

ROCÍO MOLINA, ALMA REBELDE

Bailarina inquieta, Rocío Molina nace en Málaga en 1984. Empieza a bailar a los tres años, con siete esboza sus primeras coreografías, a los diecisiete se gradúa en el Real Conservatorio de Danza de Madrid con matrícula de honor y entra a formar parte del elenco de compañías profesionales con gira internacional. A pocos días de su nuevo estreno Grito Pelao. Por Rosa Pérez Riesco

Cumple veintidós estrenando Entre paredes. Una primera pieza a la que siguen otras creaciones propias que tienen en común una mirada curiosa y transgresora sobre un arte flamenco que huye de los caminos ya transitados: El eterno retorno (2006) Turquesa como el limón (2006), Almario (2007), Por el decir de la gente (2007), Oro viejo (2008), Cuando las piedras vuelen (2009), Vinática (2010), Danzaora y vinática (2011), Afectos (2012) y Bosque Ardora (2014), Ímpetu (2015), Caída del cielo (2017).

 

Tiene veintiséis años cuando el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de Danza por “su aportación a la renovación del arte flamenco y su versatilidad y fuerza como intérprete capaz de manejar con libertad y valentía los más diversos registros”.

 

Rocío Molina (Málaga, 1984)  es una de las bailaoras españolas con mayor proyección internacional. Sus obras se han visto en teatros y festivales como el Sadler’s Wells de Londres, el Lincoln Center de Nueva York, el Esplanade de Singapur, el Festival de Otoño, Madrid en Danza, el Festival de Nimes, el Festival Dance Umbrella, el Festival Flamenco de Dusseldorf, el Mercat de les Flors, el Chaillot de París o el Bunkamura de Tokio; y en templos del flamenco como la Bienal de Sevilla y el Festival de Jerez, por citar solo algunos.

 

A lo largo de su carrera, ha colaborado con grandes figuras del flamenco nacional como María Pagés, Miguel Poveda, Chano Lobato, Pastora Galván, Manuel Liñán, Belén López, Manuela Carrasco, Antonio Canales e Israel Galván, y con nombres de la creación escénica contemporánea como Carlos Marquerie, Mateo Feijóo y Sebastién Ramírez.

 

Su búsqueda artística ha sido reconocida con premios dentro y fuera de España (Premio Nacional de Danza, Premio Mejor Bailaora de la Bienal de Sevilla, Giraldillo a la Mejor Coreografía, Premio de la Crítica Flamenco Hoy,

 

  • ¿Qué es el baile?

El baile es algo tan sencillo para mí, como que es la razón por la que estoy, la razón por la que vivo.

  • ¿Qué es el flamenco?

El flamenco es el amor de mi vida. Estoy locamente enamorada del flamenco. Y es lo que más me hace vibrar y sentir.

–                            ¿Qué aportas tú al flamenco?

El baile lo hago a mi manera, pero precisamente el flamenco me hace arraigarme más. Conforme avanzo y más libre me expreso corporal, emocional y mentalmente, más me arraigo al flamenco. Lo necesito. No me sentiría libre sin el flamenco.

–                            ¿Cuáles son tus inspiraciones?

Mis inspiraciones actuales están en lo cotidiano, lo que vivo en el día a día… una persona que no conozco y me aporta sabiduría,

Y en general, me gustan tantos artistas… Carmen Amaya me ha marcado, está siempre dentro de mí. Antonio el bailarín, Farruco, Paco de Lucía, Enrique Morente, Fernanda Romero, Mario Maya, El Niño de Almadén, Manuel Vallejo, Manolo Caracol…

  • ¿Qué aporta el flamenco a la danza?

Yo que he curioseado mucho, creo el que flamenco es un arte completo, rico, lleno de matices y dificultad. Es el arte más grande que conozco. Aporta una cultura, una tradición, una riqueza en la rítmica, en la armonía, en la expresión. Tiene una gran riqueza por su amplitud de registros tanto en baile como toque y cante. Además, la parte bonita es toda esa tradición mantenida, el clima y la forma de vivir.

  • ¿Crees que los artistas de baile contemporáneo perciben esta fuerza y riqueza?

Yo creo que causa extrañeza y admiración. La gente de contemporáneo está acostumbrada a la música grabada, todo más encajado y ensayado, no trabajan tanto con la intuición del momento, con músicos en vivo, con la distinción de los palos. Creo que hay una gran curiosidad hacia el flamenco.

  • Una de tus expresiones en baile son las improvisaciones. En Madrid, asistimos a una de ellas junto al artista neoyorkino Storybord P y vimos cómo se quedó bloqueado y no pudo seguirte…

No hubo intercambio. Yo intenté muchas veces que me respondiera, relajé el ritmo, me ceñía a lo que veía que más le llegaba. Fue muy duro para mí, porque no me respondió, y es un gran artista. En ese ciclo de improvisaciones, en toda la gira, solo me ha pasado dos veces esa falta de respuesta. Pero es el riesgo que tiene improvisar e interactuar con otro artista sin previo ensayo.

  • ¿De qué manera ha intervenido el flamenco a la hora de crear este espectáculo Impulso, basado en improvisaciones?

Las improvisaciones son una forma de atreverme y ser capaz de expresar más allá… Lo hago para lanzarme sin miedo a terrenos no transitados en mi baile, alejarme estéticamente de todo lo que he hecho, pero poniendo todo el alma.

Estas improvisaciones las necesito para ver lo que es el flamenco vivo real. Bailar lo que vas sintiendo al oír a un cantaor, a un guitarra.

A veces echo de menos estar bailando y que me canten, ese cante, esa letra me ilumina. Me da la vida, me da la improvisación que estoy buscando.

Tan es así, que para acabar 2017 hice mi última improvisación en la peña El Almíbar de Córdoba, improvisando por seguiriyas, por tientos…. Es algo que necesito, fue un regalo que nos hicimos para acabar bien el año.

  • El baile es una especie de trance, de olvido de una misma, y dejar que una fuerza actúe, ¿cómo vive el trance Rocío Molina?

Esa es mi gran adicción, el trance y el descubrimiento de emociones. El problema es que llegas a unos estados que desconoces. Vas entrando en un trance y no sabes dónde te va a llevar. Me interno en zonas de mí misma donde yo sola puedo entrar. Son  espacios emocionales brutales, intensos, pero llego a un punto en que necesito la tierra, y en ese momento si suena una buena letra de fandango, de soleá, entonces yo ya llego al éxtasis. Es lo más grande.

  • Percibes al público en esos momentos….

Se recibe del público la emoción, aunque hay veces que me aíslo, y no necesito tanto al público. Lo que me gusta es cuando el público sabe apreciar lo que estamos haciendo. En el último espectáculo “Caída del cielo” jugamos con el espectador y es muy interesante la interacción.

  • Tu obra Oro Viejo (2008) parece como la apoteosis final de una etapa más flamenca…

Cada obra ha marcado momentos importantes. Más que Oro Viejo, las obras que creo han marcado mi trayectoria son  Turquesa como el limón (2006) y Cuando las piedras vuelen (2009). Ahí noté un cambio y un descubrimiento de nuevas formas y expresiones.

Oro Viejo parte de esa evolución. Cada etapa nueva, cada obra, me da vértigo en el momento en el que la creo, interpreto y vivo. Luego pasas a otra y vives otro momento.

Desde luego, es muy diferente cuando empecé a la obra actual, donde cada vez más me gusta lanzarme al vacío exageradamente, extendiendo los límites de manera muy extrema.

  • En tu caso, ¿cómo surge la creación de una obra desde esa primera idea al desarrollo y puesta en escena?

Comenzamos sobre el imaginario, ideas, conversaciones, lecturas, dibujos, baile, observación, elementos, palabras y de pronto se empiezan a relacionar unas piezas con otras. Cuando estamos en ese proceso, cada momento, todo lo que sucede se relaciona con la creación. Trabajo de manera muy natural y orgánica junto a Carlos Marqueríe (escritor, director de escena, pintor, escenógrafo, iluminador), que me acompaña desde hace años.

Cuando se da el primer esquema, empezamos a incorporar a los músicos, elementos que nos acompañarán en el viaje, más estudio, más observación, improvisación, se va haciendo equipo, lo vamos cuidando todo.

  • ¿Cómo valoras tu éxito?

No lo sé. Mi éxito es poder trabajar en una nueva obra. Trabajo más fuera de España. Me encantaría que fuera al revés, pero hay más organizaciones, festivales y más costumbre de ir al teatro fuera de España.

  • ¿Cómo encuentras el momento que está viviendo el baile flamenco en la actualidad?

El baile flamenco está en un momento de búsqueda, donde todavía hay expresiones por descubrir. Pero hay tanto talento… España tiene artistas con tanta intuición y genialidad que sumado a la riqueza del flamenco resulta algo muy exótico y muy extraño para la gente de fuera.

Creo que es un momento con mucho poder, lo único es que los artistas deben buscarse, deben buscar su verdad, y no solo la innovación por innovar. Creo que el buen camino del artista flamenco es el de la verdad. No para tener éxito, ni galas, ni dinero, ni innovación, eso es un error. La innovación no tiene valor. Lo que tiene valor es la verdad.

  • ¿Sientes que has alcanzado tu obra total?, ¿tu obra verdadera?

La obra total la intento hacer cada vez, de total verdad, con todo lo que eso conlleva. No quiero decir que lo que haga sea solo fuerte o bello, también hay  que mostrar  momentos duros, feos. Sobre todo ese desnudo del artista, esa totalidad, donde no es posible el prejuicio y ni la cobardía.

Una expresión puede estar basada en el error, la verdad de ese momento hace que la obra de un artista sea perfecta.

 

 

  • Una frase me ha llamado la atención: “Me sentía libre pero dentro de una jaula”, ¿cómo se puede ser libre dentro de una jaula?, ¿cómo sales de la jaula e inicia el vuelo?

Lo que quería decir es que es como ser pájaro y no tener plumas, puede sentirse libre, pero no es libre de verdad porque no puede volar.

Hoy en la sociedad, nos creemos libres, pero a mi forma de ver nos están haciendo esclavos, nos hacen entrar por una forma de pensamiento, de sentimiento, de belleza, de comportamiento….   Nos conducen por una vía, que nos hace un poco borrego,  nos quita la creatividad, nos hace que no pensemos o pensemos de manera dirigida. Todo está esquematizado por estereotipos que no comparto. Por eso dije que te crees libre, porque has nacido pájaro dentro de una jaula, vuelas de un lado a otro, pero fuera de la jaula es donde está la libertad.

  • Mantener una compañía es todo un logro, ¿cómo se puede crear una compañía con 19 años y mantenerla todos estos años?

Arriesgando, trabajando, perdiéndolo todo… Arriesgarse y  trabajar mucho,  y así continuamente, pero apoyándote en tu arte, poco a poco, y cuando ya no puedes más empiezas a salir a la luz. Eso es entregar tu vida a tu profesión.

  • ¿En qué proyecto estáis trabajando actualmente?, ¿cuándo lo estrenas?

Estamos en plena fase de obsesión, experimentación… El proyecto tiene 6 meses y esperamos estrenarlo en julio. Va a ser una obra muy particular,  muy especial. Marcará un antes y un después en mi arte.

  • ¿Nos puedes adelantar algo…?

Estoy trabajando en la quietud, estoy buscando la potencia en la quietud.

Es una obra que mezcla mi persona con mi profesión con mi arte, una obra enfocada en el deseo de ser madre, parando el cuerpo.

Después de Caída del cielo, una obra muy extrema, que casi me destruye en cada función, ya no tiene sentido extremar lo físico. Esta obra se basa en la humildad en el movimiento, mostrar mi debilidad, me voy a despojar de todas mis armas, de esa fuerza y potencia, voy a frenar mi juventud.

Me está costando mucho, es muy difícil frenar esta máquina. Pero es llegar a otra fuerza interna, contenida. Está siendo un proceso muy frustrante, es la Rocío que no se mueve tanto, que no usa la técnica y que hace lo que no ssé.

  • ¿Nos dices fecha de estreno y la gira por dónde pasa?

No está cerrado del todo. Solo sabemos que será en julio y solo tres meses de gira. Tres meses y ninguna representación más.

  • ¿Estás escuchando flamenco ahora?

Lo que más escucho es cante antiguo, y lo que más me gusta es escuchar cante o toque en directo. No me gustan las grabaciones tan limpias, tan planas… En cante antiguo tengo mis colecciones de vinilo…En todo momento estoy deseando que salgan novedades de cante y guitarra.

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