Corre la leyenda de que los cantaores que lo son iniciaron su andadura desde el momento en el que les cortaron las uñas por primera vez, detrás de una puerta, y, si, el que tuvo la tarea de hacerlo, también cantaba. Pues bien, vamos a recorrer esta historia con una selección de cantaores y cantaoras de diversas épocas que nos hablan de esa evolución del cante, de las letras, de los acompañamientos y de las expresiones del flamenco. Vamos. Redacción Zoco Flamenco.
Antonio Mairena (Mairena del Alcor 1909), el gran guardián del cante, en una entrevista realizada por Francisco Almazán para la revista Triunfo del 23 de mayo del año 1970 contestaba a la pregunta: ¿el cante flamenco está hecho y no se puede hacer otro nuevo? “Yo no soy partidario de que tal y como está el cante hecho se cambie el ambiente letrista de los problemas del cante. No se puede prescindir de la levadura. ¡No podemos adaptar una letra que va a decir que si viene un avión supersónico de Nueva York a Madrid en seis horas!… al cante lo que le hace falta son constructores. Hay un mundo desconocido, inmenso, de matices que todavía han pasao por muy pocas manos, que están en principio de desarrollo. Hay una labor inmensa que hacer que no se ha hecho todavía y que no hacemos más que manosearla. Yo no acepto de ninguna manera que se cambie y se actualice, ni musicalmente ni letrísticamente, lo que es natural. No concibo ese nuevo lenguaje ni esa nueva música”. Pero en la misma entrevista dejaba la duda: “Si viene otro detrás que lo pueda hacer…”.
El respeto que Mairena sentía se asemeja a “como cuando se abren las puertas del espíritu y penetramos en una cosa que es hermética y nos encontramos una cantidad de musicalidades que no se han tocado todavía… Yo tengo grabado en “Mis Honores a la Niña de los Peines” una seguiriya que puedo decir que es una cosa nueva, ¡Claro, sin prescindir de la levadura! Porque para nosotros es criminal prescindir de la levadura. Por ley de naturaleza no podemos prescindir de ella. Yo no me puedo desnudar, no puedo soltar eso, lo llevo en la masa de la sangre. Por ejemplo, la gran música se conserva como oro en paño, la de Beethoven y Wagner…”
Con sus defensores y sus detractores, el polémico guardián del cante, Antonio Mairena, dedicó su vida a rescatar cantes olvidados, a visitar a decenas de cantaores no profesionales que guardaban la esencia de territorios y sagas que se morían al morir ellos. Una auténtica enciclopedia del cante jondo.
Contemporáneo, y grandísimo del flamenco, Manolo Caracol nace en Sevilla en el mismo año de 1909. Con una sensibilidad y una concepción estética del cante muy diferente, sus disputas y las de los aficionados de ambos fueron sonadas. Manolo Caracol popularizó el cante flamenco, lo llevó a los teatros y grandes auditorios e innovó en muchos aspectos. En la revista Triunfo, Paco Almazán, comenzaba así la polémica “Todo el mundo le acusa de haber llevado el cante a los teatros y haberlo cantado con orquesta, degradando así la pureza del flamenco”. Y le contestaba Caracol: “¿Que no es bueno? ¿Entonces, qué es bueno? Si ahora mismito el inventor de la penicilina, el doctor Fleming, no la esparce por el mundo entero, pues no se habrían curado los enfermos. Si el cante flamenco no lo llevo a que la gente le guste y lo comprenda… ¡Se puede cantar a orquesta y se puede cantar con una gaita! ¡Con todo se puede cantar! Con una gaita, con un violín, con una flauta… El señor que tenga arte, tenga personalidad y sea un creador en cante gitano… ¡Ahí están mis zambras y mis cantes, que todos llevan raíces flamenco puro, que no están fijados en una cosa pasajera!”
Caracol defendía que la polémica era nueva creada desde “hace diez años acá, donde los flamencólogos se han decidido a hablar de flamenco y de la pureza del flamenco. ¡Eso es un cuento! ¡Eso de la pureza del flamenco es un cuento! ¡El cantar flamenco y el hablar de que si el flamenco puro…, y lo mastica…, y lo paladea…, y lo saborea!… ¡Para él! ¡Eso no es cantar flamenco! Eso es un señor que está diciendo un sermón. El cante flamenco y el cante puro ni el que lo canta mismo lo sabe. Es un «cantaor» que ha nacido para cantar encima de él. Los demás son copiones. Esa es la razón por la que ahora no se crea y antes se creaba”.
Pocos, muy pocos artistas flamencos marcan los cambios que hacen que el flamenco encuentre tanta admiración, Camarón de la Isla (San Fernando, 1950) ocupó el mundo, siendo comparado con estrellas del rock y logrando que el cante flamenco saliera de los círculos habituales: mi cante, nadie lo entiende, todavía, pero yo voy a mi aire… “, decía en la mítica serie de TVE “Rito y geografía del cante”.
Recogemos un pequeño extracto de las entrevistas realizadas por Juan José Téllez entre los años 1981 y 1991 y ahora publicadas en el diario digital “Público”.
“Hace falta imaginar, experimentar cosas y cambiar algo. Hace falta arriesgarse. Yo ya sabía de antemano lo que iba a pasar… Es que los puristas no experimentan nada de nada. Si se queda uno solo con los puristas, nos quedaríamos siempre en el mismo sitio. Están metidos en un círculo del que no se salen. Y yo creo que hay que salirse un poco, ¿no?, experimentar…”.
Camarón tenía muy claro hacia donde dirigía sus pasos, no tenía freno en su expresión artística porque era algo íntimo que le salía de dentro: “Lo que yo no puedo hacer es una cosa que no salga de mí. Una vez me preguntaron si lo que hacía era rock o flamenco o no sé qué. Yo hago flamenco porque soy gitano y el flamenco lo tengo que llevar dentro necesariamente. A mí me gusta lo árabe, sí, pero también lo griego. Los árabes y los griegos dejaron muchos matices aquí. Los griegos, mejores cosas todavía porque los árabes son más monótonos. Pero cante lo que cante, yo lo hago en gitano. Lo llevo dentro”.
Su sensibilidad y cultura musical le hacían afirmar que “el jazz se parece mucho al flamenco porque es música del pueblo, porque son raíces. Las raíces son buenas aquí y son buenas allí, pero yo cuando canto, me acuerdo de los gitanos, de lo mío… No es bueno sacar y sacar solamente y no escuchar nada. Todavía no se ha empezado nada a rebuscar. Ahora es cuando uno está empezando, como aquel que dice. Nunca se acaba de aprender”. Un sabio que sabía que “solo sé que no sé nada”.
Su contemporáneo, el gran Enrique Morente (Granada, 1942) representó en el flamenco la curiosidad, el atrevimiento y la intelectualidad, y fue un gran optimista: “Afortunadamente hay gente joven superválida, Hay que ser positivo con la gente del futuro porque si no, apaga y vámonos. No me gusta cuando oigo hablar de una forma pesimista de la situación actual del flamenco, que si los jóvenes tal, que si esto está muy mal, que si ya no hay cantaores, que si ya no hay cante… Estamos entonces como en la época de Demófilo, el padre de los Machado, que decía que esto se había acabado… y después salieron La Niña de los Peines, Manolo Caracol, Camarón, Pepe Marchena, Ramón Montoya, Sabicas…” (Revista Boronía, Gabriel N. Hervás, verano 2010).
Estudioso de la tradición reconocía en una entrevista para El Mundo en 2008 que “a quien le debo mucho es al maestro Pepe el de La Matrona y a Bernardo de Los Lobitos. Los conocí en la Peña Charlot, cuando vine a Madrid. Sería el año sesentaytantos. ¡Cuánto aprendí con ellos! Y con otros aficionados buenos como el arabista Elías Terés, discípulo de Emilio García Gómez. Afortunadamente, me di cuenta muy pronto de que lo más importante era el cante grande. Eso no era cosa de gente joven, pero era lo que me gustaba: tarantas, malagueñas, soleares, peteneras… Y dediqué mucho tiempo a estudiar la tradición, que para mí es decisiva”. Sin apearse de una rebeldía y búsqueda natas: “Yo creo que sí soy un poco radical. Incluso alguna vez puedo haber sido esclavo de ello. Pero todo lo que he ido haciendo nace de la curiosidad, la pasión, el respeto a las raíces y de mis ganas de avanzar en el cante. Aunque no sé si eso quiere decir que sea el más innovador. El arte va según corre el aire”. (El Mundo, Antonio Lucas, 9 de marzo 2008).
Estos cuatro grandes del cante, tan diferentes en su arte y tan semejantes en su genialidad han dado ejemplo y paso y continuidad a diferentes formas de expresión que enriquecen y ensanchan la expresión.
El rescate y puesta en valor del cante de mujer corresponde a Carmen Linares (Linares, Jaén, 1951), reconocida con el Premio Nacional de Música (2001) por «su dedicación y aportaciones a un flamenco de alto contenido y calidad artística, con una permanente actividad de amplios horizontes interpretativos». Fue compañera de Morente y Camarón, guardiana y buscadora, respetuosa y libre, defensora de “la libertad porque es muy importante para ir creciendo artísticamente”
En nuestra revista comentaba “Una tiene que ser fiel a sí misma y no coartarse. El artista tiene el deber de hacer lo que siente. Hubo un tiempo en el que la libertad estaba solo ligada al ámbito político, pero ahora en el plano artístico flamenco yo lo defiendo. En el disco de “Raíces y Alas” de Juan Ramón Jiménez se define muy bien: ‘alas que arraiguen, raíces que vuelen’. Si no tienes raíz no puedes volar y si quieres volar tienes que tener raíz”.
Sobre esa renovación que forjaron su generación de cantaores flamencos afirma que “hubo un momento brillante con tantos artistas implicados, no solo del cante, también escritores, pintores, poetas, una circunstancia especial que dio lugar como a una generación paralela a la del 27, con diferencia de edad, pero con unos poetas fabulosos como fueron García Lorca, Pablo Neruda, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre. En esta hornada, estaban José Ménese, Enrique Morente, El Lebrijano, Camarón, José Merce… Y todos nosotros fuimos contemporáneos también de los “clásicos”, de El Chocolate, Bernarda y Fernanda de Utrera, La Paquera, Fosforito, Antonio Mairena”. Una generación que ha recogido esa estela de una época dorada del cante y la ha podido llevar a otras experiencias, “dándole un sentido más actual y con la ilusión de abrir caminos a las generaciones que vinieran por esta senda que es el flamenco”.
Rompedor desde la raíz, con una expresión muy particular y poco heterodoxa del cante, Manuel Moreno Maya “El Pele” (Córdoba, 1954), defendía en nuestra revista que hoy en día los jóvenes deben “estudiar más y escuchar más a los viejos, hacerse con el cante cabal. No se puede correr antes que andar. Aunque yo fui de los primeros, no en innovar, pero sí en llevar el cante a un terreno más personal, nunca me he salido del camino del cante. Los jóvenes deberían pensar que por juntarse dos guitarras y aplicarlas más energía y estridencia no con eso están haciendo un flamenco a su medida. El flamenco es flamenco, todos los nombres que le quieran poner serán otra cosa, pero flamenco solo hay uno, las prisas y los atajos en este arte no llevan a ningún sitio”.
José Soto Soto, José Merce (Jerez de la Frontera, 1955) ha vivido los cambios perceptibles en el flamenco en primera persona: “El flamenco ha evolucionado con el tiempo, se hacen otras letras porque la gente se emociona y entiende otras cosas. Pero flamenco solo hay uno, aunque hay más musicalidad, más estudio, todo se parece un poco. La personalidad en el cante es algo importante y quizás se esté perdiendo. De acuerdo en respetar la base y la raíz, que es el todo, pero lo demás tienen que hacerlo los intérpretes, y ahí es donde entra la personalidad de cada uno”, comentaba resuelto en nuestra revista. En una entrevista con Ana del Barrio (El Mundo, 25 de marzo 2019) respondía a la pregunta sobre la pureza del cante: “A mí me gusta llamarlo cante jondo o cante grande. La pureza la tiene el intérprete… pero todo en la vida evoluciona. No te puedes quedar cantando y haciendo siempre lo mismo porque sería un aburrimiento. Sin dejar la pureza, se puede refrescar, pero no crear. En el mundo del flamenco hay una base y una raíz tan fuerte que es muy difícil crear, pero sí innovar”.
Entre los artistas más recientes destacamos dos exponentes que con sus propuestas rompedoras, desde el flamenco, están introduciendo letras, instrumentos, electrónica… Son David Lagos y Rosario La Tremendita.
Decía David Lagos (Jerez de la Frontera, 1973. Lámpara Minera 2014) en una entrevista que “el artista no puede ponerse límites, debe expresarse con total libertad”. Y en ese contexto, destacaba la dificultad de mostrar el cante en el extranjero: “El cante cuesta más trabajo por la barrera del idioma y tiene otras connotaciones, es más propio de la tierra. Pero, de cualquier manera, creo que a la larga se irá expandiendo y salvará las barreras. El flamenco no corre peligro hoy día, ni el cante, ni el baile ni la guitarra. A lo mejor corre peligro un concepto, pero no el flamenco…”. Y su forma de evolución en sus últimos trabajos hacia una expresión más contemporánea: “Tengo un gran respeto a la raíz pero con una visión actual y contemporánea. Porque además se combinan y suenan mundos distintos de la música como es la música electrónica de Daniel Muñoz o el saxo de Juan Jiménez que viene del mundo del contemporáneo. También está la guitarra de Alfredo Lagos, mi hermano, que en este caso hace las veces, excepto en un par de temas más tradicionales, de soporte sonoro sobre el que yo canto. Creo que esa era la idea, crear un concepto”. (Diario de Jerez, Fran Pereira, 14/09/2019).
Rosario La Tremendita, nacida en Triana, Sevilla, y ganadora con 18 años del Concurso de Arte Flamenco de Córdoba ha evolucionado a una interpretación personalísima y vanguardista pero muy flamenca. A la pregunta de cómo se llega desde el flamenco a cantar con una base electrónica y con instrumental eléctrico, Rosario contesta: “Se llega con valentía, siendo fiel a mí misma y enfrentando una situación que aparece y que necesita de un momento creativo rompedor para expresar un momento, una intimidad. Así nace el “delirium” (álbum de 2018), como una composición deconstruida. Pero para poder hacerlo, hay que conocer bien el guiso, la materia prima, el punto de cocción, y a partir de ahí ya puedes deconstruir.” En esta fase de su expresión artística, se rapa el pelo para romper con los prejuicios: “No me olvido de que el flamenco es complejo. Te obliga a unos compromisos con la tradición. Mi padre, que es muy flamenco pero muy libre, siempre me ha inculcado ese compromiso con el arte y la historia, pero a la vez, en casa, me han inculcado una libertad muy grande, que es dejar salir el arte que se lleva dentro… En todo caso, para mí es importante escuchar y conocer a todos los clásicos del flamenco, son mi inspiración profunda, y como decía mi padre: “todos tienen algo bueno, y tú tienes que quedarte con lo mejor de cada uno”. (Revista Zoco Flamenco, Rosa Pérez, octubre 2019). Aunque como ha declarado “Me da un poco de vértigo que me califiquen de ‘revolucionaria del flamenco’”. En su progresión hacia lo experimental, sin despegarse de la tradición: “A los puristas sólo les diría una palabra: respeto. Respeto hacia la música que quiera hacer cada uno. Al final se trata sólo de eso, hay gustos para todos” (ABC, Nacho Serrano, 21/08/21)
Esta evolución del cante, a través de esta pequeña muestra, donde destaca la expresión artística desde la libertad, pero sin dejar el “formato” flamenco, tiene en Rocío Márquez (Huelva, 1985. Lámpara Minera 2008) a una innovadora en letras y su apuesta por la interpretación con músicos de otras culturas. “Las formas de interpretar es lo que amplía y engrandece el flamenco”, comentaba Rocío, que defiende tanto el aprendizaje como el don: “Una parte es la que llevas, las cualidades de cada uno, y otra parte, la que tienes que desarrollar, ampliar el potencial que puedas tener. En todo caso, es complicado, puede haber, y de hecho las hay, personas que no han tenido unas raíces flamencas pero que aportan al flamenco unos matices interesantes, otro perfil que engrandece el género. A mí lo que me parece bonito es que seamos coherentes, que cada uno venda lo que tiene. Lo que no puede ser es intentar dar lo que no se tiene”. En esta línea la evolución del cante flamenco “creo que goza de mucha variedad, de artistas muy diversos, está muy vivo… De hecho todas estas controversias que están ahora mismo en torno al flamenco, de que si es o no es, lo están enriqueciendo, lo mantienen vivo, se habla de él y mucha gente está tomando contacto con el nuevo flamenco, si se le puede llamar así, pero en todo caso, está dando notoriedad y se presta atención a los artistas, que son la matriz de este arte”.
Rocío Márquez defiende la enseñanza del flamenco desde la escuela porque es la mejor forma de reconocerlo y conservarlo como patrimonio cultural que es. “Cuando yo era pequeña el flamenco no estaba en los conservatorios ni en las facultades y ahora mismo se están haciendo varios proyectos para llevarlo a los colegios…”Esta defensa de la cultura flamenca parte de que los lugares de aprendizaje y reunión que se usaban ya han desaparecido: “Mi abuelo tenía una taberna en Huelva, en ella paraban Toronjo, Rebollo, Marchena… ahora está ya cerrada… Esta es la realidad, quizás los próximos lugares de encuentro sean en la universidad, en los conservatorios, en fin, en sitios así. A veces somos reacios a los cambios, pero la vida ya te empuja…” (Revista Zoco Flamenco, Julio 2019, Juan José Leonor).
Este pequeño recorrido por la evolución del cante flamenco en el siglo XX y XXI muestra, desde el respeto y la conciencia de la necesidad de conservación del patrimonio flamenco, un acercamiento contemporáneo y hacia nuevas formas de expresión, creación y renovación de letras; introducción de instrumentos musicales para acompañar el cante; la puesta en valor de los cantes de mujer, la apuesta electrónica y la enseñanza desde la escuela del patrimonio flamenco, que es universal. Un deber, su conservación y transmisión a las generaciones futuras.