Además de panadera, rebelde y humilde, Vallecas siempre ha tenido una gran afición por el flamenco con grandes artistas y peñas activas, que han cultivado el flamenco y paseado su maestría por escenarios variados. Por Pedro Lorenzo de Castro (Radio Vallekas). Foto Los Chichos por @PacoManzano
La aportación y afición de Vallecas en el mundo flamenco es innegable, baste señalar que en 1965 de las diez peñas que existían en Madrid, cuatro se encontraban allí, o sus festivales: “I Festival Vallecas Cultura Viva” (2004), que contó con Chano Lobato, José Menese, Rafael Riqueni, María Toledo, Paco Cortés, El Mami, Merenguito… Se creó el galardón flamenco “Angelillo”, que se otorgó a Luis Marín, a título póstumo y se recordó a Pedro Ceballos, fundador y expresidente de la Peña “Duende de Vallecas”, que falleció dos meses antes y fue un gran impulsor del flamenco en el barrio. Este “Festival Vallekas Flamenco”, así llamado después, estuvo organizado por el Ateneo Republicano y Tele K, y tuvo 14 ediciones. O “El Pozo del Flamenco”, otro Festival que recoge la tradición de peñas y aficionados, y se celebra desde 2015 en el C.C. Pozo del Tío Raimundo. O “La Torre del Flamenco”, que se celebra en Vallecas Villa en verano, al aire libre.
Los artistas, muchos, aunque señalaremos solo unos cuantos. Empezando por Ángel Sampedro Montero, “Angelillo”, nacido en 1908 en Vallecas, cuando todavía era un municipio de Madrid (así fue hasta diciembre de 1950). “El jilguero de Vallecas”, quería llevar el cante con guitarra a salas grandes. Aunque le daba bien a la copla, también era flamenco y maestro en los fandanguillos, caracoles, cantes de ida y vuelta, soleares, tarantos o canciones populares como “La hija de Juan Simón” que también se hizo película musical y en la que participó (1935); o como en “Suspiros de Triana” (1955). Defensor de la República huyó a Orán antes de finalizar la Guerra y coincidió allí con Sabicas. Juntos se fueron a Buenos Aires, donde triunfó y falleció en 1973. Volvió a España en los 50 y formó compañía con Juan Valderrama durante algún tiempo.
Un artista muy peculiar del barrio fue Bartolomé Rizo (el padre Rizo), que nació en Vallecas en 1929, era cura franciscano y un cantaor que tuvo el mérito de hacer la primera misa flamenca el 6 de enero de 1970 tras la apertura religiosa del Concilio Vaticano II.
Se conoce a Antonio Izquierdo, como Merenguito, un cantaor, nacido en el municipio de Vallecas en 1945 al que su oficio de pastelero -de ahí su apodo-, no dulcificó la voz sino que se la afilló. Tonás, tarantas y granaínas son sus cantes principales. Cantó con Angelillo, Niña de los Peines, Pepe Pinto… teniendo como referentes a Fosforito y ‘El Gallina’.
Vecino del barrio, Adolfo “El Segoviano”, se inició profesionalmente con solo 9, y además cuenta con una saga de artistas en su familia como Pepín, Jaco, Rubén, el guitarrista Juan Carlos Quirós, y a quien acompañaba ya su hijo de 5 años, Saúl Quirós.
Sabio y enciclopédico es José María González “El Mami”, guitarrista vallecano que atesora importantes premios de guitarra y crea su propia peña flamenca en 1995.
La lucha obrera en Vallecas en el franquismo es bien conocida, y en el flamenco tuvo sus exponentes. Es el caso de Luis Marín, procedente de Ronda, que vino a Madrid a buscarse la vida, como tantos andaluces, extremeños o manchego. Su familia se afincó en el Pozo del Tío Raimundo, y Luis, que era militante de la ORT (Organización Revolucionaria de los Trabajadores), grabó dos discos: “Cantata a Andalucía” y “El anarquismo andaluz”, en los años 76 y 77. Aunque incluyen una debla y una seguiriya, lo suyo era flamenco protesta.
Me detengo en este cantaor, no muy ortodoxo, dentro de los cánones flamencos porque tuvo una muerte “poco accidental”, como se escribió entonces y tuvo bastante repercusión en el barrio. En cierto modo fue el germen del Gayo Vallecano, colectivo cultural creado por Juan Margallo, Fermín Cabal y Luis Matilla, ex compañeros de Luis Marín y que para rendirle homenaje en octubre del 78 buscaron un local y allí representaron su primer montaje teatral “Herramientas” con el grupo “La Cuadra de Sevilla”, dirigido por Salvador Távora, y que incluía flamenco con cante y guitarra. A este espectáculo acudieron entre otros, José Monleón, Haro Tecglen y Rafael Alberti, recién regresado del exilio. La anécdota fue que no vino el cantaor y Margallo se acercó a la Peña Fosforito y se trajo a uno de los que estaban allí y se pudo celebrar la primera e importante función y el homenaje a Luis Marín. Este Gayo socio-cultural se prolongó más allá de cinco años.
RUMBA VALLECANA
Mención aparte, por su trascendencia musical y social, merece la rumba gitana en el barrio. En los años 70 emergen grupos de rumba pop o rumba gitana, de donde salieron los emblemáticos Los Chichos, “Quiero ser libre” o Los Chunguitos, “De la salud y la libertad”. Estos últimos, llegados de Badajoz y descendientes de Porrina, son los hermanos Salazar, afincados en el Puente de Vallecas; a continuación, sus hermanas, Toñi y Encarna, las Azúcar Moreno, “Debajo del olivo”, también se darán a la rumba y al pop latino con notable éxito.
Y siguiendo por esta fértil vereda, nos encontramos a Los Calis, grupo Del Pozo, que hace la llamado rumba vallecana, introduce la guitarra eléctrica y sus letras suponen una denuncia social. “De la alegría”, su primer disco en el 86, al rebufo de Los Chichos y Los Chunguitos. Fue un exitazo en ventas.
El flamenco es una de las señas de identidad del barrio, y en él viven muchos flamencos que no solo no quieren irse, sino que ejercen de embajadores, como son Rafa Montero, el Inglés, Pepe Caballero, el Rumbero de Vallekas, Juan Madrid, Raúl del Castillo… Innumerables artistas que han llegado y se han quedado en este “Vallekas” nuestro que es vuestro y de todos. No cabe duda que es un barrio muy flamenco.