C. Tangana se rodeó de flamencos para su vídeo promocional en Las Vegas, el pasado 19 de noviembre en la ceremonia de los Grammy Latinos. El flamenco ha sido siempre fuente de inspiración artística. Elemento alquímico inmaterial que todo lo que toca lo mejora. Grandes músicos y compositores del mundo clásico se han arrimado al flamenco, desde Albéniz a Falla. Desde Debussy a Bizet. Muchos artistas del jazz se impregnaron, para componer, del ritmo, compás y melodía del flamenco. De Lionel Hampton a Miles Davis. De Pedro Iturralde a Jorge Pardo y Carles Benavent. También desde el rock, ha habido notables acercamientos, como el de Joe Beck, a Sabicas; o John McLaughlin, a Paco de Lucía. Otros músicos, cantautores y raperos han flirteado gustosos con el flamenco en busca del duende. Ahí están Kiko Veneno y C. Tangana. O Javier Ruibal y La Mala Rodríguez. Texto: Rosa Pérez Riesco.
Esta atracción se remonta al Romanticismo, época en la que se buscó lo exótico como fuente de inspiración. España y el flamenco ocuparon un lugar protagonista. Musicalmente, se redescubre el folclore y el flamenco a través de estudios, recopilación y clasificación de melodías. Una figura fundamental en este descubrimiento fue el etnomusicólogo Felipe Pedrell (Tolosa, 1841- Barcelona, 1922) que encontró en el flamenco el objeto e inspiración para poner las bases de una música de carácter propio en España.
Entre sus discípulos, grandes compositores se arrimaron al flamenco, en sus grandes obras, como Isaac Albéniz, cuyas piezas en Suite Iberia están inspiradas en ritmos, armonías y giros extraídos de seguiriyas, bulerías, malagueñas o sevillanas. Enrique Granados, que recreó e interpretó su gusto por el flamenco en Danzas españolas (bolero, fandango, andaluza, zambra…), o en Goyescas (fandango de candil). Joaquín Turina con sus Danzas gitanas: «Zambra», «Danza de la seducción», «Danza ritual», «Generalife», basada en el polo gitano, y «Sacro Monte «. El navarro Pablo Sarasate se acercó al flamenco con su Romanza andaluza, Malagueña, y el Zapateado, la Fantasía sobre Carmen de Bizet y los Aires gitanos.
El gaditano Manuel de Falla es el compositor más relacionado con el flamenco jondo. Tras un intenso recorrido por Madrid y las capitales europeas, vivió en Granada a partir de 1920 donde conoce a Federico García Lorca. En esta época se une a la “Tertulia del Rinconcillo”, que frecuentaban el propio Lorca, Miguel Cerón y Hermenegildo Lanz. Y en esta reunión nace el Concurso de Cante Jondo (1922) “con el fin de rescatar el canto primitivo andaluz”. El festival se celebró los días 13 y 14 de junio en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra. Falla tiene un amplio repertorio de obras de inspiración flamenca: Seguidilla, Serenata andaluza, el Polo, El Amor brujo, o El sombrero de tres picos.
Y más allá de nuestras fronteras. Entre los músicos extranjeros de los siglos XVIII y XIX que quedaron profundamente impresionados con el flamenco, y se arrimaron en busca de impregnaciones y brillos tenemos a Debussy que fue seguramente el músico que asimiló con mayor hondura y autenticidad el espíritu de la música popular andaluza y de la guitarra flamenca en Iberia o Una tarde en Granada. Ravel, que compuso su Rapsodia española; o Rimsky-Korsakov, con su Capricho Español. En esta inspiración por lo exótico español nos encontramos con una de las obras más conocidas e interpretadas a lo largo de los tiempos, la ópera Carmen de Bizet.
Jazzmen arrimados
La inspiración flamenca ha ido más allá siempre. Siguiendo su intensa senda, captó la atención de los grandes músicos del jazz. En esta captura quedó prendado la legendaria figura del jazz americano Lionel Hampton, que, en 1956 tras una visita a España, publicó Jazz Flamenco.
Igualmente, seducido quedó Miles Davis, que publicó en 1960 su Sketches of Spain (Esbozos de España) fruto de la admiración con una versión del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, o la Canción del fuego fatuo (Will o’ the Wisp) de El amor brujo de Manuel de Falla. Incluyendo además dos temas marcadamente flamencos: Saeta y Solea.
Por su parte, nuestros enormes guitarristas Sabicas y Paco de Lucía mostraron su arte, esa joya que transforma en oro todo lo que toca, a los grandes músicos del rock y del jazz, que se arrimaron con entusiasmo, a ver qué se les pegaba, y con los que colaboraron y grabaron.
Uno de los discos más emblemáticos en este sentido es ROCK ENCOUNTER de Sabicas junto a Joe Beck, de 1966. El experimento se había fraguado anteriormente con algunos músicos del jazz, que se arrimaron al flamenco y aportaron su visión. Este acercamiento llevó al productor y guitarrista Joe Beck a hacerlo desde el rock. Así, contacta con Sabicas, que es convencido por su hermano, para participar en este proyecto. La idea fue fusionar el sonido de la guitarra flamenca de Sabicas con el estilo blues-rock de la época de Joe Beck.
Pedro Iturralde sintió esa atracción por el flamenco y contó con un jovencísimo Paco de Lucía en su grabación Flamenco Jazz (1967), que se publicó en España en 1974, y que incluía Las Morillas de Jaén, Café de Chinitas, Zorongo, y Soleares. En 1976, Iturralde graba Flamenco Studio y entre sus músicos elige la guitarra de Paco Cepero. El disco incluía temas flamenquísimos, como Aura Gitana (Martinete), Soledades (Soleá), El Correo de Algeciras (Mirabrás) o Del Moro ha venido un barco cargado de grifa y kif (Tango).
Las redes de Paco de Lucía eran amplias y tupidas y en ellas cayeron los grandes músicos internacionales John McLaughlin o Al Di Meola con los que grabó en 1980 Friday Night In San Francisco, uno de sus discos más emblemáticos. Pasados 15 años volvieron a grabar juntos The Guitar Trio (1996).
Los 80 fueron años fecundos. Profundos cambios y mentes creativas dieron lugar a grandes encuentros como el de Paco con Jorge Pardo, Carles Benavent, Rubem Dantas con los que formó el Sexteto de Paco de Lucía, colaborando en diversas grabaciones, y con los que realiza giras por Europa, América y Japón.
Reales redes
Kiko Veneno se arrimó a los jovencísimos hermanos Amador, Rafael y Raimundo, y juntos lanzaron uno de los discos más valorados del panorama español Veneno (1977). Se trata de un disco de fusión, de letras subversivas, en el que se mezclan estilos diferentes, pero con un compás inconfundiblemente arrimado al flamenco.
El flamenco llega y llega más allá hasta esferas de otras galaxias, se enreda en redes y visiones, como las del rapero C. Tangana, que junto a La Húngara y El Niño de Elche, lanza un tema bien “arrimaíto” al flamenco Tú me dejaste de querer, disco de oro y número uno en las listas musicales. Parece que el experimento ha gustado al Madrileño y ha continuado con una grabación con Antonio Carmona y Kiko Veneno.
Javier Ruibal cantautor del Puerto de Santa María, busca en sus composiciones esos aires familiares de arrimo al flamenco: “Me sumé a la música que invitaba a la emoción y la reflexión … Mi bagaje cultural ha sido de origen andaluz, con flamenco como centro”. Participa habitualmente en los festivales flamencos aportando su especial recreación en cantes de ida y vuelta, tanguillos y bulerías.
Mala Rodriguez rapera de Jerez de la Frontera tiene un arrimo al flamenco en su disco Malamarismo (2007) con un sonido que se acerca desde el hip hop al compás flamenco, con canciones como Nana y Por la Noche o en su último éxito Gitanas.
El que en un mismo reportaje aparezcan compositores, músicos y convidados tan dispares y ajenos entre sí, de distinta formación, geografía y genialidad, confirman esa brillante atracción de los músicos hacia el flamenco. Un arte que transforma en oro todo lo que toca, y al que se han arrimado las grandes y los pequeños, los genios y los maestros, los publicistas y los aprendices. Y es que el flamenco es amante de buen querer.