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El futuro del flamenco en Cataluña

El futuro del flamenco en Cataluña

Pensamos que hoy en día, desde Cataluña, debería estimularse la normalización de una de las músicas con más valor artístico del mundo: el flamenco.Por Lluís Cabrera, Presidente de la Fundación Taller de Músics

No es casual,  gracias a la influencia de la inmigración, a la permanencia de ciertas dinastías gitanas, y a los frutos de matrimonios mixtos que podemos hablar en Cataluña de un enraizamiento de la música flamenca. Los jóvenes nacidos de esta realidad también serán, y ya lo son, embajadores de un arte universal. Este hecho posibilitará que estudiosos, intelectuales, poetas, maestros, y gente de bien se pongan muy pronto a investigar este fenómeno social.

Por lo que al Taller de Músics respecta, dada nuestra trayectoria en el campo de la enseñanza y la difusión musical, el interés de este debate se centrará en todo lo referente al análisis del flamenco, dentro de sus coordenadas musicales.

Si existe una música en nuestro país que en el exterior identifique determinadas formas rítmicas, ésta es, sin duda, el flamenco. Podríamos hacer una larga lista de compositores, músicos y artistas que han quedado fascinados por el arte flamenco. También en nuestro país, este hecho es teóricamente cierto: muchas personalidades influyentes del ámbito intelectual, en sus manifestaciones públicas se declaran admiradores de la música flamenca.

La realidad diaria nos muestra que muchas veces son prejuicios ancestrales y hábitos del pasado los que han creado un rechazo en torno al flamenco, el cual sólo se explica desde perspectivas absurdas, incluso mediocres e ignorantes. Estas aseveraciones podrían parecer duras, pero responden  a la experiencia de haber visto como determinadas «jergas» que ligan el flamenco a determinados hechos históricos, han impedido la contratación de músicos en festivales y ciclos musicales.

EL FLAMENCO DEL SIGLO XXI

Este siglo nos depara sorpresas gratas a los amantes de la música. También otras sorpresas que nos podrán parecer extrañas. Dejémonos llevar por la sensibilidad, olvidemos las parcelas exclusivistas, seamos valientes. Hoy ya no es factible defender que por pertenecer a determinadas dinastías o haber nacido en determinadas cunas tenemos el futuro ganado. Es posible que esto se quede reducido y sirva para mantener la afición, la escuela básica, pero sólo para artistas amateurs.

El flamenco de este siglo se gestará, y ya se está gestando, en Andalucía, por supuesto, pero también más allá de su marco natural.

Las periferias juegan un papel determinante en la conexión con otros países, y pueden ser las encargadas de facilitar circuitos internacionales para la difusión del flamenco.

Los artistas jóvenes de estas periferias, y especialmente desde Catalunya con esas vocaciones tan fuertes, tan desarraigadas del entorno natural, esos músicos van a poner los puntos sobre las “íes”. Evidentemente coordinados con las mentalidades más abiertas de otras zonas, sobre todo las andaluzas.

Pero nos interesa un análisis de riesgo. Quiero llegar a afirmaciones contundentes.

Cuando no eres gitano, cuando no has nacido ni te has criado en Andalucía, cuando no hay antecedentes artísticos en tu familia, cuando no se sabe muy bien por qué eliges la música como medio de vida/profesión, y cuando además descubres que es el flamenco el lenguaje musical que te puede permitir avanzar, crear, comunicar y que sólo cuentas con tu esfuerzo, con los discos de los maestros, es que hay en tus adentros la semilla vocacional que te arrastrará a ser muy serio en tus planteamientos. Esta vocación facultará que seas muy radical y que tus herramientas se apoyen en el estudio, la rigurosidad, la profesionalidad…

Todo lo expuesto ha de ir ligado a una capacidad natural para el aprendizaje musical. Actualmente estas circunstancias se dan en los artistas catalanes. Esto no excluye, ni mucho menos, que desde otros escenarios el proceso converja, y la conclusión sea la misma.

Aún así, desde Cataluña no hay que rendir vasallaje a fotocopias, a clichés excesivamente usados. No hay nada que perder. Si a esto sumamos el enorme esfuerzo que ha supuesto llegar y poder ocupar un sitio, estaremos de acuerdo en que los periféricos dibujarán con nitidez el futuro. Además Barcelona tiene un pedigrí añadido. Esto permite juntar ingredientes complementarios: ciudad urbana desarrollada, interacción con otros campos culturales, convivencia de diferentes comunidades, aproximación y contacto con técnicas de creación avanzadas.

Este cóctel aderezado con la entereza del estudio, la constancia, la preparación musical amplia, la curiosidad de acercarse a propuestas inclasificables y sobre todo la inquietud por aprender, facilitan una consolidación de propuestas artísticas desde Cataluña que entroncan con algo tan normal aquí como la creación de empresas, es decir, una industria cultural que ayudará a la exportación del flamenco con parámetros profesionales muy serios.

El conocimiento de otras músicas (rock, blues, jazz, salsa…) y el hecho de que los artistas escuchen con normalidad el amplio abanico de lenguajes que conviven en la denominada música moderna, permitirá, sin duda, el que los vasos comunicantes fluyan con desahogo. Este fenómeno es común a todas las periferias y a todas las centralidades. El futuro inmediato normalizará lo que ya se está elaborando ahora en las mentes de los artistas más inquietos.

Conclusiones

  • Como las otras músicas populares de transmisión oral, el flamenco nace, se desarrolla y se hace universal porque se acrisola a partir de la suma de diversas culturas. Siempre ha sido, es, y seguirá siéndolo.
  • El flamenco debe mantener la tradición de la transmisión oral en su aprendizaje. Ahora bien, para proyectarse en el futuro inmediato no basta con esa premisa. Es necesario un esfuerzo para plasmar en métodos pedagógicos actuales toda la riqueza musical de este arte.
  • Los flamencos jóvenes deberán acercarse con naturalidad a los centros de enseñanza y aprender solfeo, armonía, composición…, de la misma manera que lo hacen los artistas de otros lenguajes musicales. De lo contrario no avanzaremos a la misma velocidad que la contemporaneidad exige. Si así se hiciera, el salto cualitativo que realizaríamos, aseguraría el futuro en las mismas condiciones que otras culturas, que desde hace muchas décadas fueron conscientes de este cambio.
  • Uno no elige a su familia. Lo que sí puede elegir es a sus amigos. Por lo tanto hemos de empezar a crear núcleos donde desde pequeños se pueda oír cante. Necesitaremos escuchar en las escuelas de música lo que no nos ofrece la cotidianeidad familiar. Hay que suplir la falta de tradición flamenca en la familia por la asistencia a lugares donde se aprenda música de la manera más natural posible. La gente menuda ha de comenzar a practicar los primeros compases del cante junto a sus profesores (cantaores, guitarristas). Los que tengan capacidad cantaora, serán la cantera de los nuevos valores del flamenco.
  • Para que la cultura catalana siga enriqueciéndose de la diversidad de sus habitantes, ha de contar con la aportación del arte flamenco. También con las influencias de otras culturas. Lo que ocurre es que el flamenco ya es consustancial a la cultura catalana actual. Si la sociedad catalana en su conjunto no fuera consciente de esta realidad, nos veríamos abocados a una fractura social de costes impredecibles.

 

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