El Flamenco es cultura, cultura de España, conocida mundialmente y un reclamo para los visitantes de este país. Es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y también es una industria, que genera muchos puestos de trabajo para artistas, camareros, profesores, empresas, fabricantes de zapatos de baile, costureras, y un largo etcétera. Por Anja Vollhardt. Tablao Café Ziryab
A España vienen millones de viajeros y muchos de ellos no se quieren perder una noche de tablao. Todo este sector y bien cultural está en peligro de desaparecer, y esto sería un drama para el arte, para sus profesionales y para el país.
Algo tan único y valioso como el Flamenco debe estar valorado, apoyado en tiempos difíciles y mimado. Desgraciadamente no es el caso ni ahora ni antes.
Un ejemplo es que los tablaos flamencos, que son el sustento de un 90% de los profesionales de este arte, ni siquiera tienen una clasificación como tales. Pertenecen a tres sectores: cultura, turismo y hostelería, pero no están incluidos en los primeros dos de una manera oficial, lo que en el escenario de la desescalada hace complicada su supervivencia, ya que están obligados a abrir en la fase que les corresponde, en la mayoría de los casos la 2, siendo esto un suicidio, sin turismo y con un aforo mermado.
Por otro lado pienso que el Flamenco en sí tiene mucha fuerza y no morirá por ningún virus ni una crisis, por muy grande que ésta sea. Sobrevivirá, resurgirá, quizás reforzado, quizás distinto, al fin y al cabo el arte se nutre de la vida. Pero todo el sector profesional actual del Flamenco está en grave peligro y necesita medidas para poder aguantar.