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La mujer en la Cátedra de Flamencología de Jerez: Observaciones de una flamenca improbable

El sábado, 18 de febrero, 2023, he ingresado en la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces de Jerez.  Un singular honor, sin duda, por el que estoy enormemente agradecida, y del que espero ser merecedora.  Ahora, los amigos flamencos, casi todos tienen la misma pregunta en la boca: “Enhorabuena pero…¿qué es una cátedra?”  Una consulta rápida al compañero Google suele resolver estos embarazosos momentos que surgen.  En este caso las numerosas acepciones no dejaron una definición clara, aunque el concepto toma cuerpo y asume la identidad de una especie de lugar emblemático representativo de una actividad, en este caso, el flamenco y el folclore andaluz. Por Estela Zatania, escritora y flamencóloga. Cuadro Federico Beltrán

Esta “centralita” de lo jondo y lo folklórico nació en Jerez de la Frontera el 24 de septiembre de 1958, hace 65 años, por iniciativa de Juan de la Plata, y han sido miembros máximas figuras del flamenco como Antonio Mairena, el poeta y estudioso Félix Grande, el pintor Capuletti, investigador José Blas Vega, la gran bailaora Rosa Durán y tantísimos otros, y a lo largo de los años la Cátedra ha organizado numerosos proyectos, jornadas, publicaciones, conferencias y recitales.

15/02/2023 Cartel acto de incorporación de Estela Zatania a la Cátedra de Flamencología de Jerez

Nacida en Nueva York, empecé en el flamenco como guitarrista y cantaora de acompañamiento, sin saber lo poco habitual que era que una persona no española ni andaluza ejerciera. En el acto de ingreso de la Cátedra, fui preguntada si había sentido algún tipo de rechazo por este motivo, y la verdad es que no, sino que por ser mujer, sí. En los años 60/70 las mujeres no solían cantar para baile, se decía que no tenemos suficiente fuerza, y en los tablaos me solían pedir que cantara alguna rumbita.

La redacción me pide que comente el momento actual del flamenco.  Por un lado, marzo es el mes de la mujer, (me pregunto si los hombres tienen mes propio), pero no soy feminista.  De hecho, entiendo que el “sexismo” es una forma más de erigir barreras, lo que muchos sociólogos llaman alteridad. Flacos o gordos, viejos o jóvenes…hombres o mujeres. La identidad física de una persona no define su sensibilidad o gusto musical. “Y ahora unos fandanguitos para las mujeres” ya no se escucha tanto en los recitales de peña, mira que quedaba ridículo, como si una siguiriya fuera excesivamente dura para oído de hembra.

Por otro lado, vamos a visitar el berenjenal de la contemporaneidad del flamenco actual.  Con 75 añitos cumplidos, soy de la generación antes de Camarón, aquel jovencito que acabó por mover el cante hacia un horizonte nuevo que todavía hoy sigue pariendo “adeptos”, logrando hacerlo en su día sin estorbar el sentido estético del exigente Antonio Mairena. Bueno, quizás un poquito…a don Antonio se le atribuye haber dicho que “el cante canastero no es cante ni na’”, o algo similar.  Pero el joven cantaor que se revolcaba en un decir canastero, ganó el concurso de Mairena en 1966 con el beneplácito del maestro.

Habiendo sido intérprete, estoy plenamente del lado del artista, que debe tener plena libertad. El o la que quiere hacer cosas frikis, oye, tú te lo guisas, tú te lo comes. Basta con ir a la Bienal de Flamenco de Sevilla o el Festival de Jerez para ver hasta qué extremo nos han modificado el flamenco.  De vez en cuando se ven cosas geniales, pero mucha bazofia también, mucho negro y oscuridad o interminables movimientos lentos que te vacían la mente. Los jóvenes artistas insisten en que los programadores del mundo exigen material novedoso, pero no todo el mundo tiene suficiente inspiración para sacar un nuevo montaje cada año, espectáculos costosos a menudo destinados a una sola función debido al elevado gasto de viajar con obras complejas. La gente ya no acude al teatro sólo porque baila una figura como Israel Galván, no.  Ahora es “ya vi aquella obra del año pasado, no sé qué trae esta vez”.

Fue mi profesor de guitarra, Mario Escudero, quien me advirtió que “las mujeres no tocan la guitarra en el flamenco”, impulsándome a seguir otros caminos dentro del género. Eso fue hace sesenta años, y no termino de probar los ricos sabores de este arte monumental.

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