La historia de Manuel Rodríguez Guitarras es amplia y extraordinaria, es la historia de la guitarra española y de cómo se fragua la leyenda de un taller que la ha exhibido por todo el mundo. Desde hace 118 años, las Guitarras MR son el objeto de deseo y codicia de artistas, monarcas y personalidades que aprecian el poseer una guitarra elaborada por manos expertas. La Marca España nunca ha estado mejor representada. Fotos @DemetriaSolana
Como nos cuenta Manuel Rodríguez III, todo comenzó con el hundimiento de un buque alemán en las costas de Cádiz, su abuelo regentaba una de las típicas freidurías gaditanas, y fue a causa de ese desgraciado hundimiento por el que la gente dejó de comer pescado, pensando que las aguas estaban contaminadas: “esta fue la causa por la que mi abuelo, nacido en Cádiz en 1885 comenzara a hacer guitarras, y la causa por la que yo estoy aquí contándotelo y continuando con esta tradición guitarrera”, comenta Manuel.
La singular carrera de esta saga de artesanos luthieres, la continúa “mi padre, Manuel Rodríguez II , que como guitarrero, comienza en 1939 en el taller de Agustín Andrés, a continuación pasa al de José Ramírez en el que permanece hasta el año 1955”. En estos años, Manuel no deja de trabajar en su propia casa, en donde va sacando sus primeros instrumentos. Conseguida cierta clientela, decide colocar sus etiquetas, multiplicando así los pedidos. Así, instala su propio taller en el piso bajo derecha de la finca que le vio nacer, en la calle Ministriles, no son muchas las guitarras que se fabrican, pero son las suficientes para enviar algunos ejemplares a Australia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. En 1957 monta su siguiente taller junto a su amigo Arcángel Fernández en el 26 de la calle Jesús y María. En 1959 un buen cliente estadounidense, Theodore Norman, le propone trasladarse a Estados Unidos, “con tan solo 125 dólares, su juventud y ganas de triunfo, inicia su aventura americana”.
El luthier Manuel Rodríguez III durante la entrevista con Zoco Flamenco en la academia Amor de Dios, en Madrid.
En un antiguo almacén de instrumentos musicales en el Wilhid Bulevar de Los Ángeles, Manuel Rodríguez II monta su primer taller, y en sólo dos años, en 1961, traslada todas sus herramientas al numero 1818 de la calle Higlin, en Hollywood.: profesores, alumnos y aficionados, todos quieren dialogar con el luthier español, también Andrés Segovia, quien le invita a exponer sus guitarras en el Paraninfo de la Universidad de California.
En EE.UU consiguió todo el prestigio y elogios de personalidades y artistas, como Sabicas, Andrés Segovia o Carmen Amaya, pero esto no pudo contener la ilusión de volver a su tierra, a Madrid, instalando en 1973 su nuevo taller en el número 32 de la calle Hortaleza y en 1978 a la calle Santa Elena.
Uno de sus logros más valorados es la guitarra de puente movible que consiste en la sustitución del puente regular por seis piezas individuales, una por cada cuerda, que, por un rail hecho en la madera, se desliza hacia delante y hacia detrás con el fin de dar a cada cuerda una exacta dimensión en su relación con el traste del diapasón. Este modelo se trabaja solo por encargo, por lo que Rodríguez lo tiene patentado en España, Estados Unidos y Japón.
La cámara de Comercio de España, en reconocimiento a su trabajo, le concedió en 1988 la Medalla a la Exportación.
En la actualidad, su labor artesanal se realiza en la localidad de Esquivias, Toledo. El amor que ha heredado por las guitarras Manuel Rodríguez III le llevan a buscar nuevas incorporaciones a sus creaciones, pero manteniendo el estado de sus guitarras como en los primeros tiempos. Las Guitarras MR se distinguen por sus acabados finales: cabezas en forma de trébol y sus barnizados de ultima generación. “Actualmente hay barnices, nos dice, que ayudan a conservar la madera y además la adornan, aportando una mayor durabilidad y una gran prestancia para los largos periodos de permanencia en los escenarios de todo el mundo”.
Su tradicional firma es visible en tres lugares concretos, en la etiqueta, en la parte interior de la tapa y en el tacón de unión de los aros con la tapa.