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Mujeres del Flamenco: Gitanas para la historia

Hablar de cuplé, del cante por bulerías o por soleá, es hablar de Fernanda y Bernarda de Utrera, mujeres que nos han dejado un aroma de la Utrera gitana como sólo ellas lo supieron hacer, generando un legado inquebrantable que el paso del tiempo no podrá borrar jamás. Escribe la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas, FAKALI. Foto: Fiesta en familia en Utrera (1969) con Fernanda y Bernarda de Utrera dando palmas. Foto de @Colita (Isabel Steva Hernández)

 

“Despacito y a compás,

Las bulerías gitanas,

Se visten de soleá” (Antonio Gallardo)fernand

Referentes de un cante ‘nacío’ de las casas gitanas de Utrera, que bebe del flamenco vivencial, ese que ha servido para expresar las duquelas y las alegrías, Fernanda y Bernarda acunaron el cante, se criaron con él y, luego, lo hicieron suyo. Así se forja la gitanidad del cante, que va más allá de asumirlo como una profesión o un modo de ganarse la vida. Es una forma de levantarse, de acostarse, de llorar, de reír o de celebrar. Es una forma de vida, en definitiva. Por eso el cante forma parte de nuestra identidad.

Nuestra identidad también se hace mediante el cante. Tras siglos de epistemicidios y extirpaciones de nuestra génesis cultural, dos de las cosas que nos han quedado a los gitanos y a las gitanas desde que hace más de mil años dejamos la India han sido nuestra musicalidad y nuestra oralidad. Por eso, todas las creaciones musicales romaníes tienen un nexo hindú que alcanza de manera central la espiritualidad.

El cante gitano-andaluz no es una excepción a la regla, sino la confirmación de nuestra hipótesis. Esta genuina forma de cantar ha sido y sigue siendo nuestro capital cultural; una riqueza simbólica llena de significados, transmitida e interiorizada de generación en generación, a veces, incluso antes de tener conciencia. Se transmite mediante la oralidad y las vivencias, escuchando a nuestros y nuestras mayores, que es lo más importante. De esta forma, las gitanas y los gitanos que nos identificamos con el cante gitano-andaluz mientras vamos interiorizando esta cultura, incorporando una transmisión hereditaria, que se convierte en parte integrante de lo que somos. Fernanda y Bernarda así lo demuestran cuando, al final de sus días, expresan con desazón “se me ha ido el cante”, poniendo de manifiesto el olvido de las letras. Casi como quien pierde una función vital.

Estas gitanas fueron pioneras en la ruptura de las imposiciones del patriarcado, con poder de decisión. Ellas decidieron que querían dedicarse al cante en un contexto donde las mujeres no lo tenían nada fácil. Por eso fueron ejemplo vivo del empoderamiento: viajaron a Nueva York o París en tiempos donde prácticamente era impensable. Lo hicieron las dos juntas, con el valor de la familia, fundamental para los gitanos y las gitanas. Eran inseparables. Y eso, en una sociedad que tiende al individualismo, ya es revolucionario. Es una muestra de la importancia que tiene la familia para el Pueblo Gitano, definiendo de este modo aquellas estrategias del feminismo romaní que, hoy por hoy, las gitanas más jóvenes recogemos como herencia. Lo hemos aprendido de nuestras abuelas, tías y primas. Por tanto, para nosotras, Fernanda y Bernarda son ejemplos de las mujeres gitanas como motor de transformación social. No necesitaron de la figura masculina, sino que alcanzaron la emancipación por sí mismas.

Por eso desde FAKALI reivindicamos con orgullo un feminismo romaní que ha resistido una historia de antigitanismo, manteniéndonos firmes como Pueblo en un acto de resistencia y resiliencia. Para nosotras, de hecho, fue un orgullo reconocer a Fernanda y Bernarda en nuestra pasada “Gala de mujeres gitanas: Andalucía Tierra Gitana”, que contó con el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla y la Delegación del Gobierno en Andalucía. Allí, junto a la familia de estas dos ‘emperaoras’ del cante, abordamos que Fernanda y Bernarda, como gitanas, fueron más allá de dos eslabones indispensables del cante, pues también son dos iconos del feminismo, la solidaridad y la gitanidad, en respuesta a nuestro compromiso como Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas de dar visibilidad a la realidad de las mujeres gitanas. Con nuestras historias, con nuestras propias voces, rompiendo con los estereotipos y los prejuicios que se nos imponen.

Por todos esos gitanos y gitanas que lucharon entregando sus vidas para que hoy seamos libres, como cantaba el tío Juan Peña “El Lebrijano” (Persecución, 1976):

“Libres como el aire, libres como el viento,

Como las estrellas en el firmamento”

¡Vivan las gitanas!

¡Opré Rromnja!

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